Un equipo de investigadores de la Facultad de Historia de la Universidad de Santiago y la unidad de buceo de la Armada en A Graña (Ferrol) localizaron restos de la artillería -grandes cañones- de lo que, casi con toda probabilidad, fue 'La Ragazzona', un galeón de la Gran Armada -la que llamaron en su día Invencible- de Felipe II hundido en 1588 en la entrada de la ría de Ferrol.
El director técnico del proyecto, David Fernández Abella, explicó ayer en rueda de prensa que el hallazgo se produjo en la ensenada de Cariño, situada en la entrada de la ría de Ferrol y muy próxima al puerto exterior de Ferrol, en cabo Prioriño a profundidades de 7 a 12 metros.
El proyecto, 'modesto y autofinanciado', precisa Abella, está liderado por Arqueopat, un equipo de investigadores del departamento de Arqueología de la Facultad de Historia de la USC con el apoyo de la Unidad de Buceo de la Armada en Ferrol, con 19 efectivos, y de la empresa gallega de arqueología subacuática 'Argos'.
TRABAJOS DE BÚSQUEDA
Según explicó Abella el prncipal reto es encontrar piezas de cerámica con las que determinar aproximanciones de la fecha del navío.
Las inmersiones comenzaron el pasado lunes y concluirán hoy. Los restos de los cañones, que calculan que pueden llegar a medir unos dos metros, fueron encontrados en la superficie. El proyecto aspira a documentar y datar los restos, sin extraer piezas, para corroborar con métodos científicos que pertenecían a la artillería de 'La Ragazzona', y dar así validez documental al hallazgo. Aún con todas las cautelas, los investigadores de la USC están convencidos de que son los restos del galeón que buscaban.
Según relató Abella, de acuerdo a las crónicas históricas que se conservan, se trata de un buque, muy posiblemente de origen veneciano que fue alquilado por el rey Felipe II a la República de Venecia para engrosar las filas de la Gran Flota, 'mal llamada Armada Invencible'.
El buque, capitaneado por el marino vasco Martín de Bertendona, lideró la Escuadra del Levante en la campaña inglesa para tratar de derrocar a la soberana británica. Regresó a España y naufragó a causa de un temporal el 8 de diciembre de 1588 cuando se dirigía al puerto de A Coruña para ser reparado. El galeón quedó a la deriva y encalló en la entrada de la ría de Ferrol donde ha permanecido los últimos 425 años.
Abella lamentó que en las inmersiones realizadas del lunes al miércoles, los buzos no lograron hallar todavía ningún elemento cerámico que les permita datar con mayor precisión los restos.
El proyecto, 'modesto y autofinanciado', precisa Abella, está liderado por Arqueopat, un equipo de investigadores del departamento de Arqueología de la Facultad de Historia de la USC con el apoyo de la Unidad de Buceo de la Armada en Ferrol, con 19 efectivos, y de la empresa gallega de arqueología subacuática 'Argos'.
TRABAJOS DE BÚSQUEDA
Según explicó Abella el prncipal reto es encontrar piezas de cerámica con las que determinar aproximanciones de la fecha del navío.
Las inmersiones comenzaron el pasado lunes y concluirán hoy. Los restos de los cañones, que calculan que pueden llegar a medir unos dos metros, fueron encontrados en la superficie. El proyecto aspira a documentar y datar los restos, sin extraer piezas, para corroborar con métodos científicos que pertenecían a la artillería de 'La Ragazzona', y dar así validez documental al hallazgo. Aún con todas las cautelas, los investigadores de la USC están convencidos de que son los restos del galeón que buscaban.
Según relató Abella, de acuerdo a las crónicas históricas que se conservan, se trata de un buque, muy posiblemente de origen veneciano que fue alquilado por el rey Felipe II a la República de Venecia para engrosar las filas de la Gran Flota, 'mal llamada Armada Invencible'.
El buque, capitaneado por el marino vasco Martín de Bertendona, lideró la Escuadra del Levante en la campaña inglesa para tratar de derrocar a la soberana británica. Regresó a España y naufragó a causa de un temporal el 8 de diciembre de 1588 cuando se dirigía al puerto de A Coruña para ser reparado. El galeón quedó a la deriva y encalló en la entrada de la ría de Ferrol donde ha permanecido los últimos 425 años.
Abella lamentó que en las inmersiones realizadas del lunes al miércoles, los buzos no lograron hallar todavía ningún elemento cerámico que les permita datar con mayor precisión los restos.
