La tradición popular, la literatura, las leyendas y más recientemente el cine han colgado a muchos animales su particular sambenito. Desde devoradores de hombres hasta bichos 'repulsivos' y odiados.

Perseguidos por la mala fama

Ejemplar de lobo ibérico. (Foto: ARCHIVO)
Son bastantes las especies que han sido condenadas y han pasado a engrosar un especie de libro negro.
Entre ellas destaca el tiburón blanco un ejemplo de estigmatización a través del cine: Steven Spielberg presentó al Carcharodon carcharias como un sanguinario y frío asesino en su afamada 'Tiburón', pese a que estos muy rara vez atacan al ser humano, y cuando ocurre es por confundirlo con una presa. La especie, considerada amenazada por la Unión Internacional de la Naturaleza (UICN), es un 'superdepredador' que juega un importante rol ecológico al evitar la abundancia de otras especies. En el Mediterráneo hay tiburones blancos, y el último caso de ataque mortal se produjo en 1989 en Italia.

Los murciélagos entraron en la lista negra con el Drácula de Bram Stoker. Su novela dio a estos mamíferos alados la imagen de vampiros chupadores de sangre, pero lo cierto es que de las 1.130 especies de murciélagos conocidas, solo tres se alimentan de sangre.

Los murciélagos están muy lejos de ser enemigos del ser humano, pues prestan favores como polinizadores, dispersores de semillas y también como devoradores de mosquitos: los murciélagos de la mayor colonia del mundo, que está en Austin (Texas) y alberga más de un millón de ellos, devoran 15 toneladas de insectos cada noche.

Las víboras no se libran Así lo refleja el diccionario de la Real Academia Española, que define 'víbora', en su segunda acepción, como 'persona con malas intenciones'.

A pesar de la imagen tradicional que se tiene de ellos -seres innobles, incluso perversos- las víboras son animales poco amenazantes, esquivos, que huyen ante la presencia humana, y que solo atacan en caso de sentirse amenazadas. Las tres especies presentes en la Península Ibérica -la Hocicuda, el Áspid y la Europea- son venenosas, pero rara vez su picadura acarrea consecuencias graves mientras se busque asistencia médica con rapidez.

Tal vez una de las mayores víctimas de la mala fama es el lobo ibérico (Canis lupus signatus), la especie más conflictiva de todas las que pueblan los campos, y que sigue despertando pasiones y un gran rechazo en el mundo rural.

Considerada tradicionalmente una alimaña a exterminar, hasta el siglo XIX se distribuían por toda la Península Ibérica, pero su persecución sistemática dejó a la especie diezmada, con su punto mínimo en los años 70 del siglo XX. Gracias al trabajo de, entre otros, el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, que a través de sus documentales cambió esa imagen del 'lobo feroz' propagada por cuentos y leyendas populares y consiguió convencer sobre su importancia en la naturaleza, el lobo ibérico se libró de la extinción. Aún así, el 'fantasma' del lobo sigue vivo y muchos ganaderos lo consideran un enemigo que debe ser controlado, cuando no exterminado, por los daños que ocasiona entre el ganado.

Con una imagen de ave 'de mal agüero', el cuervo quedó grabado en la historia de la literatura universal con el más aclamado poema de Edgard Allan Poe, en el que actuaba como un mensajero sobrenatural: 'Aún con tu cresta cercenada y mocha -le dije-, no serás un cobarde, hórrido cuervo vetusto y amenazador, evadido de la ribera nocturna'. Las supersticiones populares asocian los cuervos -y a la familia de los córvidos- con los malos augurios y con la muerte, aunque en muchas culturas antiguas, como la nórdica, eran venerados como símbolos espirituales.

El cuervo común ('Corvus corax'), es un ave oportunista, de amplia distribución en todo el hemisferio norte, y los científicos han comprobado que poseen una inteligencia excepcional, ya que incluso son capaces de utilizar herramientas para resolver problemas.

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