La vida en nuestro planeta se mantiene fundamentalmente gracias a la fotosíntesis que realizan las algas, en el medio acuático, y las plantas, en el medio terrestre, que tienen la capacidad de sintetizar materia orgánica (imprescindible para la constitución de los seres vivos) partiendo de la luz y la materia inorgánica. De hecho, cada año los organismos fotosintetizadores fijan en forma de materia orgánica en torno a 100.000 millones de toneladas de carbono. ¿Pero y si le dijera a mi estimado cibernauta que existe un coche ecológico que funciona como una planta? ¿Un coche que aspiraría el CO2 y exhalaría oxígeno?
Esto es lo que la Shanghai Automotive Industry Corporation ha dado a conocer en el Expo Mundial Shanghai 2010: YeZ, un concepto de coche diseñado para la fotosíntesis del dióxido de carbono del aire, como si fuera una planta...
Pero YeZ no sólo hace uso de la fotosíntesis, sino que también utiliza la energía eólica. Este pequeño biplaza realiza una función de conversión fotoeléctrica con la ayuda de unos paneles solares que lleva acoplados en el techo, también consigue energía a través de las pequeñas turbinas eólicas que lleva en las ruedas y absorbe y convierte el dióxido de carbono a través de la carrocería. Esto último parece que lo consigue gracias al armazón de un metal orgánico que aparentemente absorbe el dióxido de carbono y las moléculas de agua del aire. A través de una serie de reacciones químicas, se genera la energía y es almacenada en las baterías de ion de litio del coche.
No obstante, aún tardaremos en ver al YeZ rodar por las carreteras como un asesino implacable del CO2. El YeZ es sólo un concepto y el proceso de investigación y desarrollo, para que esté disponible, puede durar hasta 20 años. Pero el sólo hecho de que una mente humana lo haya pensado, abre un cúmulo de esperanzas para que las futuras generaciones puedan respirar un medio ambiente acorde con la naturaleza y sin un ápice de contaminación, y se acuerden de nuestra generación con un especial cariño por la herencia ecológica que fuimos capaces de donar.
Pero YeZ no sólo hace uso de la fotosíntesis, sino que también utiliza la energía eólica. Este pequeño biplaza realiza una función de conversión fotoeléctrica con la ayuda de unos paneles solares que lleva acoplados en el techo, también consigue energía a través de las pequeñas turbinas eólicas que lleva en las ruedas y absorbe y convierte el dióxido de carbono a través de la carrocería. Esto último parece que lo consigue gracias al armazón de un metal orgánico que aparentemente absorbe el dióxido de carbono y las moléculas de agua del aire. A través de una serie de reacciones químicas, se genera la energía y es almacenada en las baterías de ion de litio del coche.
No obstante, aún tardaremos en ver al YeZ rodar por las carreteras como un asesino implacable del CO2. El YeZ es sólo un concepto y el proceso de investigación y desarrollo, para que esté disponible, puede durar hasta 20 años. Pero el sólo hecho de que una mente humana lo haya pensado, abre un cúmulo de esperanzas para que las futuras generaciones puedan respirar un medio ambiente acorde con la naturaleza y sin un ápice de contaminación, y se acuerden de nuestra generación con un especial cariño por la herencia ecológica que fuimos capaces de donar.
