CRóNICA

La garza eligió Vilamartín

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photo_camera José Fernández Pérez, ante la zona donde nidifica la garza real.

La orilla derecha del río Sil esconde más de 30 nidos de garza real en Vilamartín, siendo el único lugar de Galicia donde anida. El Concello pretende aprovechar este privilegio para hacer de las aves un reclamo turístico. 

José Fernández Pérez avistó en 1963 los primeros ejemplares de garza real (Ardea cinerea) en la orilla derecha del tramo vilamartinés del río Sil. En ese momento, el presidente de la sección de Ecología del Instituto de Estudios Valdeorreses inició un seguimiento que, dentro de aproximadamente dos meses, convertirá a estas aves en un nuevo reclamo turístico del Concello. El alcalde, Enrique Álvarez Barreiro, confirmó ayer que ese plazo será suficiente para construir un pequeño observatorio en la ladera de la margen opuesta del cauce. Desde este punto, podrán verse los más de 30 nidos localizados a escasos 50 metros del área recreativa de O Bañadoiro, que contribuyen a hacer de Valdeorras el único punto de Galicia donde anida la garza real, según explicó Fernández Pérez.

La llegada de visitantes, atraídos por las aves supondrá una fuente de divisas para los negocios de Vilamartín pero también conlleva un importante riesgo para estas emplumadas vecinas. La creación de una pantalla natural utilizando árboles es barajada en el Concello para impedir el acceso de turistas poco respetuosos. No será la única medida.

José Fernández advirtió de las molestias que generan las piraguas que se aproximan con frecuencia en exceso a la orilla, la ejecución de obras en las inmediaciones o el paso de vehículos de motor. La colocación de señales informativas permitirá aminorar todos estos trastornos.

El equipo de gobierno pretende complementar el atractivo turístico de las garzas con la reforma de la orilla del río, en la cercana área recreativa de O Bañadoiro. Repartida en cuatro fases, contempla la construcción de una balaustrada de piedra y, paralela a ella, una franja de dos metros de ancho, de piedra de zahorra prensada. Un viejo proyecto comarcal, la llamada senda verde, que algún día comunicará O Barco con Petín, también entra en los planes municipales. Tendrá un ancho de 2,5 metros y estará separada por hierba del paseo de zahorra.

El proyecto contempla el montaje de un embarcadero flotante y una empresa, Pizarras Gallegas, donará la pizarra necesaria para construir nuevos bancos y mesas. Estarán repartidos entre los árboles, aunque muchos de estos desaparecerán debido al peligro que su mal estado entraña para los peatones. La primera tanda será de 27 ejemplares, cuya tala autorizó la Confederación Hidrográfica do Miño-Sil.

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