Una pareja de A Veiga suministra carne a la jet

Entre las carnes más demandadas en Ibiza están las que comercializa la carnicería Los Gallegos, la industria creada por Cristina Diéguez Fernández y Domingo Murias Escuredo, ambos nacidos en el concello de A Veiga y, más concretamente, en las localidades de Baños y Meixide, respectivamente. Con 66 y 69 años, están jubilados y, actualmente, continúan al frente del negocio sus hijos Javier, Karina y Jorge, quienes se ocupan de una nave industrial que, en los meses de verano, emplea a 46 trabajadores, aunque nunca baja de la veintena. Desde aquí atienden los pedidos de restaurantes, supermercados y carnicerías, además de una tienda de venta directa al público. En ellos venden productos cárnicos procedentes de una amplia variedad de países, sin faltar los propios de Galicia.

En la larga relación de clientes de la carnicería aparecen nombres que no le pasan desapercibidos a nadie: cantantes de la talla de Julio Iglesias, Massiel, Eros Ramazzotti, su amiga Jeanette o Antonio Molina; actrices como la hija de este último, Ángela Molina, de quien Cristina dice que es “superagradable”; cocineros con la experiencia de Carlos Arguiñano; también periodistas, incluida Isabel Gemio, que considera “la peor de todas”; llegando a suministrar carne a todo un expresidente del Gobierno, José María Aznar. Domingo Murias también aporta nombres conocidos, aunque él apunta los de futbolistas, como Michel, Camacho o Gallego, si bien este dejó de ir.

La masiva presencia de turistas en Ibiza consigue que los productos más consumidos sean el solomillo, chuletón y entrecot, pues “¡a un extranjero no le vas a vender carne para un estofado!”, un producto que queda reservado para el ama de casa, según explica Cristina Diéguez. En todo caso, y salvo las tres excepciones citadas, los precios de venta de otras carnes, como la del estofado o del cerdo, son más caros en A Veiga.

Comienzos

La pujanza de esta carnicería familiar hace olvidar unos comienzos que para el matrimonio no fueron fáciles. Lo cuenta Cristina Diéguez, quien abandonó su pueblo natal de Baños por Barcelona, el mismo camino que siguieron muchos jóvenes de esta aldea de A Veiga. Dejó la Ciudad Condal, harta de soportar un trabajo que la “esclavizaba”, cambiando las tierras catalanas por París, donde conoció a Domingo Murias. Él trabajaba de carnicero después de haber pasado por As Ermidas y Samos para con 16 años llegar a la Ciudad de la Luz, donde se casaron.

El matrimonio dejó la capital francesa por Ibiza, donde, con un hermano del marido, se hicieron con un par de puestos del mercado, comenzando entonces la aventura de Los Gallegos que pocos meses después seguirían en solitario. Fue el germen de una industria que comercializa carnes de un buen número de países, siendo los mayores proveedores Polonía, Alemania, Francia, Italia, Nebraska (Estados Unidos), Inglaterra, Uruguay, Argentina o Australia proveen a esta empresa. No falta el producto gallego, como el procedente de Coren o de Bóveda (Lugo).

Cristina Diéguez reconoce que, durante su juventud, el pueblo no le gustaba porque era “muy ‘festeira’”. Ahora, su inclinación cambió totalmente: “Pienso que es un sitio maravilloso para descansar y desconectar. Me encanta el pueblo y pasear por el monte”. La huerta y el invernadero de Baños ocupan el tiempo de su marido, quien también disfruta con la pesca, pues con ella “quito os nervios”, afirma.

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