Muchos amantes del sol pasan el día completo en la playa, aprovechando las arboledas a la hora de la comida

Samil triunfa frente al calor

Samil ayer abarrotada al unirse los que acababan las vacaciones con los que las estaban empezando (Foto: Lydia Miranda)
Belleza, servicios, zonas con sombra… Son sólo algunos de los factores que convierten a Samil es una de las playas favoritas de la ciudad de Vigo. Siempre que es posible, sus visitantes más incondicionales no desaprovechan la oportunidad de pasar en ella el día, disfrutando del buen tiempo con la familia o los amigos y aprovechándose de la comodidad de las arboledas para comer con tranquilidad o echarse un sueñecito.
Precisamente ésta fue una elección muy socorrida durante la sobremesa del domingo, en un día en que el final de las vacaciones de muchos coincidía con el inicio de las de otros y desde muy temprano resultaba una tarea imposible encontrar un sitio libre donde colocar la toalla. Ellos, los más madrugadores, estaban en grupos bajo los árboles y, sentados alrededor de las mesas o acostados sobre el césped, descansaban el almuerzo.

Muchos eran vigueses enamorados de esta playa. La mayoría de éstos afirman ser visitantes habituales desde la niñez y tienen multitud de recuerdos entre la arena. Como aquellas grandes reuniones en torno a la parrilla que podían contemplarse hace años y en las que se podían llegar a encontrar hasta 50 personas.

Sin embargo, ese aprecio no les impide ser críticos con los aspectos que les gustaría que mejorasen. Entre ellos, el que más se repite es la dificultad para encontrar aparcamiento. Para los que visitan la playa, resulta un verdadero inconveniente tener que encontrar un sitio donde dejar el coche, especialmente durante la tarde. 'Deberían haber construido un parking subterráneo, a nosotros al menos no nos importaría pagar a cambio de evitar todas las vueltas que tenemos que dar' se lamentan los miembros de la familia Fernández, habituales de la playa.

Pero Samil se caracteriza por no sólo conquistar a los habitantes de la ciudad, sino también a muchos veraneantes que acuden desde otras partes del país o de Portugal y que, tras un primer contacto, regresan deseando volver a disfrutar de su sol e incluso convierten la visita en una parada obligada todos los veranos.

En lo que todos están de acuerdo es en lo bonita que resulta, sobre todo para pasear y las alternativas que ofrece gracias a las zonas de césped, piscinas o a la hostelería.

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