Bar Ponte se despide tras cuarenta años en Vilariño de Conso

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photo_camera Bruno Martins y Tamara Barreira en el Bar Ponte de Vilariño, que se despide después de cuarenta años.
Este local regentado por la familia Barreira Fernandes desde 1986 cierra sus puertas de manera definitiva. Junto a Tamara Barreira y Bruno Martins, dice adiós uno de los lugares más emblemáticos de esta localidad del Macizo Central

En 1986 abría sus puertas en Vilariño de Conso el Bar Ponte de la mano de la familia Barreira Fernandes. Fue en 2019, más de tres décadas después, cuando la pequeña de la familia, Tamara Barreira, junto a su pareja, Bruno Martins, decidieron tomar las riendas de este negocio.

Ahora, 38 años después, este emblemático local de la tierra del Cenza cierra sus puertas de manera definitiva. Atrás quedan aquellos tiempos en los que la Ponte suponía un lugar de encuentro entre los vecinos del municipio, pero también de otros pueblos vecinos.

Tamara y Bruno se despiden con un “inmenso agradecemento aos nosos clientes”, a los que sin duda, guardan un cariño muy especial y es que, después de tantos años, algunos se han convertido incluso en familia.

Situado en la entrada de la localidad, junto al río, este bar ha sido testigo de buenas jornadas de pesca y caza, de reuniones familiares y hasta de encuentros amorosos.

La Ponte, es para muchos un lugar esencial. Un sitio al que volver. Su ambiente familiar y su comida elaborada a base de productos de proximidad y con gran mimo y esmero, convertían a este local en un lugar “moi moi especial”, señala uno de los clientes. “Tomar un café ou unha cervexa con Tamara ou Bruno detrás da barra era como estar na casa.” Y es que, Ponte fue esa segunda casa para muchos. Refugio de penas y lugar donde celebrar. Casi cuatro décadas de historia, de experiencias, de buenos momentos y de algunos no tan buenos. Cuadro décadas a las que la difícil situación por la que atraviesan las zonas rurales, ha obligado a poner punto y final. Vilariño de Conso se queda sin un pedacito. Sin uno de esos locales a los que tanto oriundos como forasteros añorarán.

Bar Ponte no es un caso aislado. Cada vez son más los negocios que echan el cierre en los municipios rurales. Aún así, siempre quedará la esperanza de que, algún día, estos negocios familiares puedan volver a ser parte esencial en el día a día de vecinos y visitantes.

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