Nuria Pauluchi, “poetisa de una noche” en Madrid con raíz ourensana

Entrevistamos a Nuria Pauluchi, quién comenzó en Ourense con la danza y acabó en el mundo de la poesía

Desde siempre Nuria Pauluchi fue una niña con inquietudes artísticas. Comenzó en Ourense con la danza, le sumó la formación como actriz, llegó la música y, atraída por las musas, la poesía hizo su aparición. Con la videocreación “Himno” sobre Rosalía se hizo viral en redes haciendo una oda a Galicia, con “Promesa”, siguiendo la misma línea, pero con el trasfondo de los incendios que reducen a cenizas parte del verdor de la comunidad se afianzó en el panorama musical. Ahora, lleva cuatro meses en los teatros y salas de Madrid con “Poetisa de una noche”, un homenaje a grandes poetas de todos los tiempos. 

¿Quién es Nuria Pauluchi? 

¡Qué difícil hablar de lo que uno hace! Te podría decir que es una artista multidisciplinar que empezó en el mundo de la danza, pero cuyas inquietudes artísticas la llevaron al mundo del teatro. Del teatro enlazó con el cine, tanto detrás como delante de las cámaras. En la búsqueda de algo más, la llevaron a fusionar conceptos creando videodanza y haciendo producción de vídeos. Y esa búsqueda constante de libertad, expresión y entendimiento, casi como a modo de terapia, la redirigió a la poesía y a la música. 

¡Se puede decir que es toda una artista! 

¡No tanto! (risas). Lo que sí te puedo decir es yo siento el arte como algo vivo y yo soy muy inquieta. Para mí es como tener delante un papel en blanco que hay que completar. Yo me enfrento a ese lienzo, a veces con mejores o peores resultados, pero que acepto, hasta que consigo reflejar lo que busco. ¿Qué es “exactamente” lo que busca? Expresarme en diferentes vertientes. Proyectarme y sentirme entendida a través de mi arte. Realzar el lado artístico de las personas que me acompañan. Pero siempre, siempre, manteniendo mi esencia, lo que siento y lo que quiero transmitir. 

Me comentaba que comenzó con la danza. 

Sí. No te rías. Lo primero que hice, con 6 años, fueron coreografías de aerobic (risas) enfrente de donde vivía en Ourense. Luego ya seguí con danza urbana y contemporánea, me formé con diferentes profesores, viajé para formarme en escuelas... y a día de hoy sigo manteniendo la danza. Para mí la danza es lo que me ha conectado a todo. Pero cuando tienes otras inquietudes, soy de las que piensa que tienes que buscar como darles rienda suelta. 

Y de ahí a la interpretación y a la música. 

Cuando me estaba formando como actriz, algo que siempre nos decían, era que había que hacer mucho de todo. Que probases. Cualquier habilidad que pudieses desarrollar sería bienvenida. Entre ellas, estaba trabajar la voz, así que me apunté a clases de canto, de forma paralela con la danza y la interpretación. Cuando comencé… ¡ay esos comienzos! Recuerdo que los profesores me decían que era un “experimento”. Desafinaba muchísimo y no llegaba a las nociones básicas, sin embargo, otras vibraciones más complejas me salían de forma innata. Con tenacidad fui logrando resultados y gracias al apoyo de una profesora, Tati Suárez, que fue analizándome y logró entenderme. Poco a poco fui progresando. Con tiempo. Que parece que ahora todo es para ya. Pero el arte necesita su tiempo. Después de haber trabajado la voz, y recordando que en aquel momento estaba más delicada emocionalmente, recomendaría a todo el mundo la formación musical como terapia. Aunque no se vayan a dedicar a ello. Ayuda a liberar tensiones, ver hasta donde somos capaces de llegar, a gestionar lo que sucede en cada clase…

¿Qué diría que le aporta la música? 

A modo general, todos los anhelos que tengo en otros campos artísticos. 

“El Himno Gallego” fue su primer proyecto. ¿cómo surgió? 

Es el que yo defino como “proyecto madre”. A raíz de mudarme a Madrid en el año 2012 y, por diferentes circunstancias, no podía volver a mi tierra todo lo que me gustaría. Se dice que cuando una se aleja de entorno es cuando se da cuenta de todo lo que tenía porque el día a día lo desdibuja y no permite apreciarlo en todo su esplendor. Y es así. Fue ahí cuando entendí el significado de la palabra “morriña”. Y también fue ahí cuando empezó a despertar en mí la necesidad de comenzar mi carrera. Desde la industria musical me recomendaban algo pegadizo, y agradezco sus consejos y confianza, pero si yo iba a empezar por algo, necesitaba que fuese algo que reflejase lo que había sido, lo que era y lo que sentía (y que continúo sintiendo). Fue a finales del 2019 cuando por fin lo materialicé… ¡y se hizo viral! Fue algo sorprendente ver que había tanta gente, de todos los rincones, que no me conocían, disfrutando del vídeo. Sorprendente y, sobre todo, emocionante. Salió poco antes de la pandemia y la gente me agradecida por la conexión creada a través de las imágenes y la voz. Es muy bonito sentir que lo que te dicen es de verdad. Y eso que antes de sacarlo llegué a agobiarme por si realmente la gente se iba a sentir identificada, si se iba a dar cuenta de que quería dejar de algún modo esa semilla para la cultura, de si se iba a entender… tuve mis dudas hasta el mismo instante antes de que viese la luz. Al final yo había trabajado en ello con todo mi cariño e ilusión… pero podía no gustar. En el fondo cuando haces algo de corazón, se acaba notando. 

¿Qué nos encontramos en él? 

Está basado en el poemario de “La Flor” de Rosalía de Castro, un conjunto de poemas que ella escribió en Madrid en castellano. Cada una de las personas que salen en el himno -gente de mi entorno que yo ya llevaba tiempo viéndolas en mi propia película- lleva una corona con una flor distinta. Cada mujer representa un color y un paisaje de Galicia (y un rincón de la comunidad). La única persona sin corona es la gaiteira, que lleva el peso del vídeo, el hilo conductor. También salen perros, caballos… (podéis buscarlos en los créditos! risas). Todos ellos son muy grandes, llenos de luz. Así los veo yo, aunque en el día a día se diluyen y uno no termina de verlo. Se rodó en diferentes localizaciones de las cuatro provincias, y me encantaría haber incluido más lugares… aunque esto también deja abierto el proyecto a una segunda parte… El vídeo es una colaboración junto al filmaker Yeison Valencia, que en todo momento supo desarrollar mi idea y plasmarla en imágenes dándole su esencia. Toda la parte musical se trabajó entre los estudios “David Rodds Studios” (Galicia) y Skyline Studios (Madrid). Para mí es muy importante aprovechar este espacio para agradecer a todas y cada una de las personas que se prestaron a participar. A mi abuela, mis amigas, mi familia, la familia de mis amigas (y un largo etc! risas) así como a las entidades y asociaciones Apmou, El rincón de finca El Carmen, el centro educativo CEIP Otero Novas (Cortegada) y la plataforma Orgullo Galego que colaboraron y me ayudaron a hacer más grande y expandir la idea. Gracias a todas y todos de corazón. 

Y llegó su primer single, “Promesa”. 

Es el resultado de un pensamiento que rondaba mi cabeza desde el año 2017. La gente tiene que ser consciente de que en cualquier proyecto creativo lo que se ve en un espacio-tiempo esconde detrás muchos años de diferentes líneas de pensamiento hasta que se les da forma. Dicho esto y volviendo a “Promesa”, el trabajo está inspirado en los incendios que hubo en Galicia ese año. Yo volvía muy triste a Madrid dejando atrás mi tierra hecha ceniza. Me sentía impotente. Y la forma de sacar esa rabia fue a través de la creación. Escrita y con imágenes. Sigue un poco la línea de “Himno” con las flores y Galicia como marco. Vio la luz a finales del 2020 de la mano del filmaker Magic Rober. 

Para alguien tan inquieta como usted, no tardó en tener algo nuevo entre manos. 

Llevo un par de años investigando en el ámbito de la poesía. Fue mi madre con los poemas de Julia Prilutzky Farny y Rosalía de Castro la que me inició en esta inquietud, pero había otros nombres que también me apetecían descubrir. Nació así “Poetisa de una noche”. Un espectáculo intimista en el que se fusiona poesía – sin patrones métricos-, música y danza con el fin de narrar las diferentes etapas y conflictos emocionales que atraviesa una persona en la búsqueda de sus objetivos personales y laborales. Buscaba de alguna forma rendir homenaje a poetisas como Rosalía de Castro, Julia Prilutzky Farny, Maya Angelou, Alfonsina Storni, Julia de Burgos, Sor Juana Inés de la Cruz, Gabriela Mistral… Se tratan temas como el amor, el desamor y la frustración provocada por las injusticias sociales, para crear un entorno íntimo de reflexión, poniendo en evidencia aspectos en común entre los conflictos internos de otras épocas y la actual. Es un proyecto versátil, que se amolda a cualquier espacio. A nivel artístico me permite experimentar en muchos aspectos. Soy libre de poner, quitar, hacer y deshacer (o hacerlo a mi manera). Visualmente habla sobre la ruptura y la reconstrucción, inspirada por la artista plástica Camila Lemoine, la estilista Soledad Ebana y la fotógrafa Miriam Franco. Se estrenó en 2022 durante una presentación en streaming en Tempo Estudios (Sevilla), después estuvimos cuatro meses en el teatro La Usina (Madrid) junto a la cantante Elisa Rues y las bailarinas Alba Echevarría y Bea Rodríguez. La última performance fue en noviembre, en la Sala Bakán (Madrid) junto al artista, músico, técnico de sonido (¡y un largo etcétera!) Besako, con quien trabajamos en un formato totalmente acústico con guitarra y piano. Toda la parte de composición musical, arreglos y grabación se realizó con el equipo de Skyline Studios (Madrid). Me gustaría (una vez más) aprovechar este espacio para agradacer a Luisa Mowah Bokesa y su revista Wetinpas! por todo el apoyo recibido en la promoción del espectáculo. 

Acabamos de estrenar año, ¿qué deseo le pide a este 2024? 

Actuar en Galicia. Tengo mucho anhelo de subirme al escenario en Ourense. Y quizás hacer una propuesta conjunta de todos mis proyectos. 

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