Juliano. De Roma al mundo
¿Alguna vez te has preguntado por qué empezamos a contar el año el día 1 de enero? ¿Si siempre ha sido así? La respuesta a la segunda pregunta es no. Como muchas de las cosas que hoy vemos como normales en la sociedad fueron implantadas con la conquista del Imperio Romano. También la forma en la que vemos pasar los meses. Antiguamente, los trabajos del campo y las horas de luz eran las que mandaban sobre la vida. La observación continua del entorno llevó a nuestros antepasados a darse cuenta de que la tierra tardaba 365 días y otras tantas noches en dar una vuelta alrededor del Sol. Sin embargo, eran muchas las culturas arcaicas que fijaban su calendario en función de la luna y no del sol. Algunas, como luego verás, todavía lo siguen haciendo.
Fue Julio César quien, en el año 46 antes de Cristo, estableció el llamado “calendario juliano”, que estuvo en vigor hasta finales del siglo XVI y fue el que estableció una división de 12 meses, realizando unos ajustes a los 10 meses que se contemplaban hasta entonces. Por supuesto, no escatimó a la hora de llevarse méritos y se creó un mes en su honor. ¿Adivinas cuál?
Gregoriano. La Reforma
El calendario juliano no tardó en ser asumido por la mayoría de la civilización occidental, especialmente en aquellos países que practicaban el cristianismo. No fue hasta el año 1582 cuando el papa Gregorio XIII realizó un ajuste de las fechas para adaptarlo al tiempo real que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol. Como no son 365 exactos, sino que cada año se pierden unas horas, el calendario gregoriano incluyó un día extra en el mes de febrero cada cuatro años. Empezaban así los años bisiestos. Por cierto, este tipo de calendario -hoy el más extendido en todo el mundo- fue diseñado en la Universidad de Salamanca. Además, para compensar el tiempo perdido, ese año saltaron del 4 al 15 de octubre directamente.
Chino. Los horóscopos
La cultura china no acaba de empezar el año 2023, sino que según sus cuentas, están a punto de empezar el año 4721 y será el del conejo. Al no tener el nacimiento de Jesucristo como referencia, sus años comenzaron a contar en lo que nosotros consideramos el 2697 antes de Cristo. La estructura de este calendario es lunar. Son 12 meses igual que nosotros, pero cada tres años se añade un mes extra. La fecha para celebrar el Año Nuevo va cambiando entre el 21 de enero y el 21 de febrero para coincidir con la primera luna nueva.
Musulmán. Por la luna
En base a nuestro satélite se rige también el calendario musulmán, según. En su caso, son 354 o 355 los días que van del primero al último del año. Actualmente se encuentran en el 1444 después de Mahoma, que es el profeta por el que rigieron el año cero. En concreto, el calendario musulmán comenzó en nuestro 622, momento en el que su profeta tuvo que huir de La Meca. Aproximadamente, va de nuestro 30 de julio al 18 de julio.
Maya. El fin del mundo
Otro calendario que se hizo muy popular hace más de 10 años fue el maya. Se trata de una cuenta de tiempo cíclica que se repetía cada 52 años y que las antiguas civilizaciones de lo que hoy es México tenían como base. Son en total cinco cuentas largas de días y comprendía un periodo demás de 5.000 años terrestres. De hecho, los mayas solo habían escrito su calendario hasta nuestro 21 de diciembre de 2012, así que en aquel momento se extendió con mucha gracia la teoría de que llegaba el fin del mundo.
Otros calendarios populares del mundo son el hindú (muy similar al chino al añadir un mes extra cada tres años guiándose también por la luna), el hebreo (con una estructura también similar al chino, actualmente van en el año 5784) o el budista (guiado por la luna y el sol al que se descuenta un día cada 60 años).
