Burgos se carga a Félix Alonso (105-55)

Justin Turner recibe un tapón del jugador del Burgos Fischer.
photo_camera Justin Turner recibe un tapón del jugador del Burgos Fischer.
El COB ha recibido una derrota sin paliativos ante un Burgos que sobre la mesa ya se planteaba difícil

Burgos no sienta bien al COB. La temporada pasada tocaba fondo allí su juego y ayer repetía despropósito y como guinda su entrenador, Félix Alonso, presentaba su dimisión tras el partido.  El equipo, al igual que la pasada temporada, cayó derrotado -más bien vapuleado- tras realizar quizá el peor partido de la temporada. No se le exigía al club ourensano la victoria contra el líder intratable de la competición, un equipo elaborado para el ascenso. Los objetivos antes del partido eran más humildes, si bien posibles. Mejorar el juego y sensaciones con respecto a los cuatro últimos encuentros, recuperar el rendimiento de sus principales referencias y competir en la medida de lo posible sin mirar al marcador.

Nada de nada. El COB agravó su crisis de identidad y recordó peligrosamente al equipo que la pasada campaña salió más que toreado del Coliseum burgalés. Aquel 22 de abril perdió por 47 puntos (96-49). Ayer fue por 50. Punto arriba o punto abajo, la diferencia es que aquel equipo estaba en descomposición y deseando el final de la liga y el presente tiene -o debería tener- aspiración y mimbres para completar un mejor resultado. La aparente similitud debería despertar la alarma en la plantilla.

Siete minutos duró la inicial alegría en el juego del COB. Con Kacinas, Jawara y Radic animando el ataque, Turner por momentos de base y el Burgos de calentamiento, el partido llegó a estar igualado -16 a 14 en el minuto 7- aunque se intuía el posible chaparrón. El equipo de Félix Alonso demostraba poca intensidad defensiva, permitiendo canastas fáciles al rival. En cuanto comenzó a perder balones en primera línea, o a botarlos en los pies, y permitió al Burgos correr y disfrutar, se acabó el partido.

Un triple de Millán Jiménez marcó la primera diferencia, 21 a 14 al final del primer cuarto. En el segundo, Mike Speight tomó el mando del partido. Anotó y asistió para estirar la diferencia a los 13, 34-21 en el minuto 14. Los tiempos muertos y cambios de Félix Alonso no dieron nunca con la tecla. Turner, con o sin máscara, apenas acertó uno de sus lanzamientos. Nadie asumió el mando en su ausencia. Sin defensa, dejando disfrutar al Burgos en el contragolpe, las diferencias ascendieron pronto a los veintitrés puntos (44-21).

Esa superioridad descompuso al COB, que volvió a ofrecer su peor imagen. Aquella que parecía impensable hace un mes, cuando todo fluía a pesar de las lesiones de Jawara y Turner. Muy al contrario, el COB entregó el partido al descanso, permitiendo en la segunda parte todo un espectáculo navideño para deleite de la afición local.

Todo lo que antes fluía ahora se atasca o se pierde. La debilidad defensiva afectó a la precisión en ataque. La falta de acierto en el ataque provocó la frustración. La frustración descompuso a los jugadores, quienes perdieron el sistema, la agresividad, la concentración y aumentaron los errores. Jugando por libre o simplemente desapareciendo del campo.

Las diferencias comenzaron a aumentar de forma incontrolable. 70-32 mediado el tercer periodo, con el argentino Corbalán haciendo mates de concurso al contraataque. Un auténtico calvario para el COB y cualquier aficionado ourensano.

Mal partido, peor imagen y alerta naranja para un equipo que, pese a cinco últimas seguidas, se mantiene en la zona media gracias al colchón del comienzo de la liga. Pero el COB ya está tocando el somier. Y el miércoles recibe al Alicante y sin el entrenador que lo dirigía y el que diseñó la plantilla.

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