Baloncesto

Una canasta en el último suspiro

Darko Balaban y Alfredo Ott tratan de cerrar el rebote al pívot del Cáceres Jorge Bilbao. (Foto: El periódico de Extremadura)
photo_camera Darko Balaban y Alfredo Ott tratan de cerrar el rebote al pívot del Cáceres Jorge Bilbao. (Foto: El periódico de Extremadura)
Darko Balaban ejecutó una victoria agónica ante el Cáceres que le sirve al COB para romper su mala dinámica y recuperar buenas sensaciones

Hay canastas de suerte, incluso en el  propio aro. Canastas de un punto, de dos, de tres y algunas con adicional. Canastas que pasan desapercibidas y otras que son decisivas. Canastas por talento individual, de pizarra o de entendimiento entre compañeros. Hay hasta canastas que nunca llegan a entrar por el aro y que deciden títulos.

Ayer en Cáceres Niko Rakocevic pudo anotar una que habría valido la victoria de su equipo. Falló y Pol Figueras acabó encontrando, casi sin querer a un compañero que anotó una bandeja igual de sencilla que cualquiera de las que hacen en todas las ruedas de calentamiento. Darko Balaban recibió, dio dos pasos, estiró el brazo derecho y anotó fácil, a tablero. Una canasta vulgar con un peso extraordinario.

Esos dos punto del pívot del COB suponen un suspiro de alivio ensordecedor. Su entrenador todavía no había recuperado el aire en rueda de prensa. Lógico cuando había tanta diferencia entre esa cara o esa cruz. El equipo ourensano ganó un partido que lo mantiene en zona de play off y evita una derrota que lo habría dejado cerca del descenso. Pero sobre todo rompe una dinámica. Ayudará a crecer a un COB bajo de intensidad en Alicante, lastrado por los nervios ante el Valladolid y recuperado a medias en Cáceres.

Un equipo capaz de jugar muy bien los dos primeros cuartos, pero solo regular los segundos. Tanto que pasó de ganar por 17 puntos de diferencia (12-29) a tenerlo todo en contra en los minutos finales.

El COB tiene mucho margen de mejora, pero lo que sí tiene claro es alguno de los defectos por los que pasa esa evolución. El rebote es el más importante.

Queda claro que el equipo ourensano tiene una buena referencia interior en la que generar puntos y una batería exterior que, anote o no, será amenaza permanente. Balaban llevó el peso anotador de su equipo durante la mayoría de minutos, pero fueron los exteriores los que marcaron la diferencia. 

Edu Martínez y Wood abrieron brecha en los mejores minutos de los ourensanos y Ott, Alvarado y Van Wijk anotaron triples muy importante ya cuando el partido había cambiado de dinámica. Martínez y Ott anotaron de nuevo dos canastas clave para permitir esa jugada final que acabó decidiendo el partido. La diferencia entre el alivio y el pesimismo en solo una bandeja.

Con esta victoria seguro que es más sencillo seguir trabajando para pulir lo que también está igual de nítido. Sin rebote hacen falta milagros. El problema es enorme cuando los rivales se forran semana sí y semana también. El rebote no es una canasta. Quizá no llame tanto la atención, pero condiciona y decide partidos.

Ayer el COB capturó 18 en todo el partido. El Cáceres 16 solo en el aro ourensano. 32 en total. El problema es gigantesco cuando el pívot titular (Balaban) no no captura ninguno y el mejor reboteador es el base (Alvarado).

El COB empezó y acabó mejor. En un partido anímicamente clave sale muy fortalecido, pero sigue dejando señales de debilidad en aspecto fundamentales. Deficiencias complicadas se superar sin más músculo o más centímetros, pero seguro que el cuerpo técnico buscará la forma de conseguirlo. Habrá que esperar para ver si lo consigue. Ganando es más fácil.

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