LEB ORO

Capi en el Pazo, papá en casa

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photo_camera Kevin Van Wijk, con su hijo Isaiah, en el sofá de casa.
El jugador del COB Kevin Van Wijk cuenta cómo es su día a día en un confinamiento en el que tiene a su hijo como estrella del equipo

Kevin Van Wijk, el capitán del COB, ha cambiado estas semanas las canastas del Pazo por las de su casa. Algo más bajitas pero con un rival/compañero/hijo igual de exigente. "Le encanta el baloncesto. Está realmente enganchado. Tenemos cinco canastas en casa, hay canastas hasta en la ducha. Otros niños verán más dibujos animados u otras cosas, pero mi hijo se pone a ver vídeos de Shaquille O'Neal haciendo mates y se parte de risa, le encanta", comenta mientras "descansa" un poco de un entrenamiento que estos días es intensivo.

Isaiah ("nos gustaba Agustín, pero al final nos lo quitaron de la cabeza y optamos por este nombre, que es menos conocido en Europa") tiene cuatro años y, como en la muchas de las casas de medio mundo (quedándonos cortos) exige imaginación y muchas sonrisas a los papás de la casa. "Se porta de maravilla. Hablamos mucho con él, le explicamos lo que pasa y, aunque no entiende lo grave o no que es esto, sí entiende que no se puede salir de casa y que no se puede ir al cole". Y añade: "Hemos hecho ya casas de todo tipo, con sábanas, con colchones... con todo. Pero sobre todo le encanta jugar al baloncesto. A las ocho siempre quiere salir a aplaudir y luego a las ocho y media ya está dormidito".

Ahí empieza el momento de desconexión para un matrimonio que se conoció en Estados Unidos, cuando Kevin jugaba y estudiaba en la Universidad de Valparaiso (Indiana), pero que llevan ya siete años en España: "Cada uno tienes sus momentos en este confinamiento. Yo respeto todo lo que le gusta a ella (Nikki) y ella lo que me gusta a mí. Ahora hablamos todavía más que antes y tenemos claro que si superamos esta situación es porque somos inseparables".

Un matrimonio con las mismas dudas que cualquier otro: "Hay que ver como evoluciona todo esto. El año pasado no pudimos ir a Estados Unidos y este verano teníamos pensado ir para que mi mujer pudiese ver a su familia y a los amigos. Nos toca esperar y ver qué pasa. Ella podría ir, pero a mí ahora mismo no me permitirían entrar".

Un repostero reconocido

Convivencia 24 horas al día y con  un truco para alegrar los momentos de bajón. El talento de Kevin Van Wijk para la repostería ya es conocido en la ciudad, pero ahora, en contra de lo que podría pensarse, guarda más tiempo el mandil en la cocina: "No tiene gracia cocinar si no lo puedes compartir con mucha gente y tampoco quiero publicar fotos en las redes y que la gente pueda pensar que lo hago para presumir de nada. Además, tampoco quiero salir de esto redondo. Eso sí,  prometo que cuando salga de aquí voy a llenar Ourense de tartas". Hasta ahora "solo he cocinado brownies un día. Tampoco quiero salir mucho a comprar, hay que respetar lo que nos han dicho y salgo una vez a la semana". Pero ya tiene un proyecto a la vista: "El 26 de abril es el cumpleaños de mi hijo y le voy a hacer una tarta gigante con la forma de una cancha de baloncesto. Espero que le guste". Seguro que sí, aunque antes todavía quedan muchas canasta que meter en casa.

EL APUNTE
El COB está la espera de que le sea aprobado el ERTE que solicitó la semana pasada. "Hablaron siempre con nosotros y tenemos claro que en este club siempre van a cuidar de nosotros. Todo el mundo en este club se porta bien con los jugadores y eso se nota. Sabemos cómo es el presidente y están haciendo lo mejor para el club", explica Van Wijk. Sobre el futuro de la liga tiene más dudas: "Ojalá que volvamos jugar, pero lo veo muy complicado. Ahora no pensamos en eso".

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