No hace falta explicar nada. El ruido en el Pazo, la afluencia de espectadores, la fiesta previa fuera del recinto y las ganas del COB conformaron una jornada impecable de básquet y en una ciudad de baloncesto.
Pase lo que pase de aquí al final la temporada ya es un mensaje rotundo de ambición deportiva y social. Demuestra que haciendo bien las cosas se puede competir con los mejores en esta liga y que hay afición para hacer el esfuerzo que haga falta.
Las miguitas con las que ha ido sembrando el club las dos últimas temporadas han ido trayendo fieles a un Pazo que disfrutó con el mejor partido en muchas temporadas. Incluso por encima de la victoria anterior ante el Estudiantes. Todavía perdiendo, el nivel fue mayor. De todo. Desde la competitividad de los dos equipos a la implicación de las dos aficiones. Un derbi de sobresaliente colectivo. Un derbi de baloncesto inclusivo con Aspanas por la mañana para ratificar que el COB es mucho más que un equipo de LEB Oro, una Fan Zone impecable para mayores y canijos por la tarde para entrar en calor y un trabajo enorme del club para que el altavoz sea ensordecedor y no solo en los partidos.
Ourense sigue pidiendo más cada partido. Cantabria, Burgos y Gipuzkoa. Tres fiestas más y la que podría ser la traca final. Las bases son más que sólidas, ahora toca meterle potencia a un proyecto.