El COB encajó en Alicante su segunda derrota consecutiva, pero sobre todo el primer toque importante de atención. Firmó su peor partido hasta la fecha y nunca tuvo opción ante un Alicante muy superior y capaz de mandar en los cuatro cuartos del partido.
Cuesta recordar un equipo cobista tan inferior a un rival y sobre todo tras un inicio de liga en el que había ilusionado con su juego y su competitividad. Le tocará al cuerpo técnico analizar si fue un mal día puntual o un problema que atajar de inmediato, sobre todo porque la liga no descansa y trae el miércoles al Pazo a otro de los buenos equipos de la liga, el Valladolid.
Le costó mucho al COB entrar en partido. Hasta que el Alicante no le dio el primer susto no empezó a jugar con criterio y algo de acierto. Para entonces ya llevaba seis minutos sin anotar una canasta en juego desde el 0-2 inicial y el Alicante ya ganaba por 9 (14-5).
Alvarado y Ott cambiaron el rumbo del partido
Desde la línea de tres sumaron puntos clave que sirvieron a los de Gonzalo García de Vitoria para salvar el primer achuchón local (18-16).
En el inicio del segundo cuarto fue el francés Thomas Tshikaya el que asumió el peso anotador del equipo. Fueron los mejores minutos del equipo ourensano y la ventaja llegó hasta los siete puntos (20-27). El único momento en el que fue superior a su rival. Un espejismo en un partido horrible.
Los buenos minutos del primer cuarto sirvieron para estar en partido. Los pocos minutos aceptables del segundo, para llegar pegado en el marcador al descanso. Porque lo que vino después volvió a tener muy mala pinta.
Fall empezó a hacer daño cerca del aro y Llompart tiró de galones en los minutos finales para anular la renta visitante e incluso mandar a su equipo por delante en el marcador al descanso (36-33).
En el intermedio el COB no tomó nota del aviso. Anotó de nuevo la canasta inicial y volvió a apagarse. Impotente ante un rival con más intensidad y más acertado.
Los ourensanos no conseguían a ningún jugador para crecer en su juego y enfrente al Alicante le sobraban. Primero Schmidt, después Pitts y al final otra vez Llompart. Suficiente para resolver el partido con un cuarto de antelación (61-45).
En el último cuarto no cambió la historia. El Alicante se gustó y llegó a mandar por 23 puntos de diferencia (69-46) mientras el COB pedía el final de un partido que descubre sus verdaderas limitaciones y lo obliga a reflexionar sobre la marcha, pensando ya en el partido del miércoles ante un rival que asusta, el Valladolid.
En una Liga tan igualada como la LEB Oro cuesta encontrar diferencias en el marcador como la de anoche en el Pedro Ferrándiz salvo que uno de los equipos aspire a estar muy arriba y el otro esté condenado a estar muy abajo. El Alicante puede ilusionarse con lo primero. El COB debe demostrar que no quiere estar entre los segundos. Este domingo ya entrena para empezar a conseguirlo.
