Las derrotas con honores como la del COB son una soberana mentira

Pilepic, con la bola, defendido por Arcos en el duelo en Alicante.(SANTI GARCÍA)
photo_camera Pilepic, con la bola, defendido por Arcos en el duelo en Alicante.(SANTI GARCÍA)
Con las limitaciones que dan las bajas, al COB se le escapó un partido perdible sobre el papel pero ganable en la pista

Siempre surgirá el eterno debate sobre si una derrota por la mínima (o casi), con unas dosis de drama, teniendo la victoria muy cerca y evaporándose al final duele más o menos que una paliza en condiciones. Quizá lo más preocupante sea siempre esta segunda opción. Pero muchas veces, lo que más escuece, el rozar la alegría y que acabe llegando la pena. Fue lo que le pasó al COB en Alicante. Cayeron con honores, si es que esa licencia literaria existe. Y ni siquiera son todos los que están. Porque los ourensanos jugaron sin los lesionados Gjuroski, Peciukevicius y Aboubacar. Demasiado peaje para una plantilla que tampoco va sobrada. 

Llegó el día donde el “cinco” de Níger no iba a poder. Aguantó lo que pudo, jugando sin estar al 100%, pero en tierras mediterráneas su físico dijo basta. Y eso dejaba al equipo sin un pívot específico. Un lastre que empezó a surgir con bañador y chanclas y que se mantiene con bufanda y turrones. 

Agarrados al partido

Así que el COB buscó jugar pequeño para hacerse grande. Y lo consiguió durante buena parte de los minutos. En una cosa han ganado, en fortaleza mental. Se vieron 10 abajo al descanso por dos imprecisiones finales en los últimos segundos de loa mitad. Demasiado castigo para el papel realizado. Pero al regresar de los vestuarios, con una renta de 14 para los alicantinos que, viendo los antecedentes, podía hacer pensar aquello de “otra vez será”. Pero los cobistas se agarraron al partido tirando de sus virtudes. Podrían ser más, pero son las que son. Manjgafic, puntos de Cera, rebotes de Willett y, cuando la cosa aumentaba de temperatura, Jhornan Zamora con su tarjeta de visita preparada. 

Hubo momentos para ser optimistas. Ese triple de Ventura para poner un 68-69 cuando el encuentro agonizaba. Pero en ese duelo en “OK Corral” hubo tablas y tocó desempatar en el tiempo extra. Otro examen más para los corazones ourensanos. ¡Qué añito tan intenso queda atrás!

Y en la prórroga, más madera. Pese al golpe, los de Iria Uxía Romarís lo encajaron con cierta entereza. Se pusieron tres arriba y tuvieron opción para meter cinco de renta. Pero salió cruz. ¡Ay ese pase a la “remanguillé” de Willett! O esa bandeja a aro pasado del estadounidense. Matulionis cogió su fusil, los árbitros (sí, otra vez) miraron para otro lado en una falta favorable al COB sin repetición en la retransmisión, y la victoria se escapó de entre los dedos.

Cabeza alta, partido notable con muchas y fundamentales bajas, pero duele. Mucho. El COB marca una tendencia de mejoría evidente en los últimos dos partidos. En juego y carácter. Esta vez, demasiados condicionantes hicieron que no llegase. Toca pensar en Iraurgi, en un partido de sí o sí. Veremos si con novedades para arrancar el año. En Alicante ya es pasado un duelo para ser optimistas pero también para marcharse a casa sin cenar. Son las dualidades del deporte que, de forma obligada, hay que encontrar encantadoras. ¡Y que rabia dan cuando te toca la cara amarga!

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