Era el día marcado en rojo. Como lo era hasta el minuto cinco del primer cuarto el de la semana pasada ante el Melilla. Los partidos clave para salvarse y los que permiten ahora aspirar a hacerlo con menos agobios. El COB desplumó al Melilla en dos cuartos y esta vez ganó en Albacete siendo mejor más minutos y jugando mejor los decisivos.
Son los partidos que hay que ganar y el COB lo hizo. Con las interrupciones en ataque del que tiene dudas y los bajones atrás del que no ha sido capaz de adquirir ese hábito en toda la temporada, pero indiscutiblemente mejor que cuando se metió con el agua al cuello por deméritos propios.
El COB de Félix Alonso dio pasos adelante ante los “grandes” para ganar en confianza y en orden, pero sumando poco en la clasificación. Ahora recoge el premio con dos victorias consecutivas que lo colocan a la cabeza del pelotón de los sufridores y con muchas papeletas para abandonar ese grupo antes de lo previsto.
No es un COB de autor ni de talento, es un equipo que ha tenido que reconstruirse y reinventarse para salir de un camino que lo metió en el descenso. Poco a poco ha recuperado jugadores “perdidos” y va reconociendo a sus líderes y le está llegando para competir siempre y ganar a veces. Ya es mucho con lo que pintaba la cosa hace unos meses y un esbozo interesante para saber qué es aprovechable para empezar, en cuando se pueda, un nuevo proyecto con menos inventos y más válido.
