Una felicidad que vale Oro

Nervios, enfado e incredulidad precedieron a la alegría final con la que el Pazo celebró la primera victoria después del regreso a la categoría dorada

No es descartable que algún cobista envejeciera de forma prematura en las dos horas que duró el duelo ante el Tau Castelló. Pero seguro que lo firmaban. ¡Menudas dos horitas! Hasta se agradecía cuando aparecía el “mopa time” para secar la pista. Esto ya no es pretemporada, no es ni siquiera LEB Plata. Aquí para disfrutar hay que sufrir. Pero si todo termina con sonrisa, ni tan mal. De ese ambiente se contagió el Pazo, que entendió a la perfección lo que estaba sucediendo sobre el parquet. 

Porque el pabellón vibró. Estuvo metido desde el principio y los desatinos arbitrales terminaron por encender la mecha. De lujo. Una de esas noches donde los aficionados sienten que han sido especialmente importantes. Y aún queda todo el fin de semana para disfrutarlo. Algún afónico habrá también que se puede resentir en el karaoke del sábado noche. Pero eso, con miel y limón y algún caramelo de menta potente, y como nuevos para cantar por Raphael si es necesario.

Y todo esto anima a coger la autovía rumbo al norte gallego. Porque aquí hay que pensar ya en el futuro. En A Coruña está la próxima parada tras una semana larga para preparar el partido, que también se echaba de menos. Especialmente Guillermo Arenas. No estarán solos los jugadores como no lo estuvieron en Madrid. Con la presión del “0 victorias” eliminada de las cabezas y los cuerpos, toca intentar que el ritmo no pare.

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