Paso de gigante del COB en Navarra. El equipo ourensano roza el ascenso con la punta de los dedos. Pero rozar no es agarrar. No lancemos las campanas al vuelo. Queda la vuelta. Pero la cosa pinta bien. Los cobistas se han puesto serios. Y eso es una virtud. Se han especializado en reducir las virtudes del rival y en ir martilleando poco a poco a su adversario. En tierras navarras tardaron en entrar al duelo. Pero luego rindieron a un nivel notable. Tanto que los ocho puntos de renta hasta se hacen escasos visto lo visto en la pista de Arrosadía.
El COB evoluciona desde la defensa. No es casualidad que bajes drásticamente la anotación de todos los que te salgan al paso. Y luego en ataque se van viendo cosas. Además hombres y nombres como Van Wijk o Lasenbergs han dado un paso delante. Los roles están definidos y no hay caras largas. Hay seriedad para sacar un año adelante donde había poco que ganar y mucho que perder.
Queda un paso. Y es cuesta abajo. Pero hay que darlo. Son días para que el ambiente en el Pazo vaya cogiendo forma. Apretar para celebrar. Y preparar el traje de gala. No es un ascenso a ACB. Esa espinita todavía duele. Pero es regresar al lugar mínimo. Y eso no siempre es sencillo. Menos en una campaña que, otra cosa no, pero convulsa está siendo un rato.
Sonrisas contenidas hasta el sábado. Pero sonrisas. Queda rematar la faena. Pero la cosa promete. Entre la mejoría del equipo, las debilidades mostradas por un rival que tendrá que jugar a la desesperada y el aliento de la afición cobista, mayo puede terminar bien.
Un largo camino que está llegando a su fin. Espera el último esfuerzo. Pero la moral de las tropas está alta. Las dudas existentes en un pasado no tan lejano parecen haberse disipado. Lo dicho, la seriedad de un COB mejorado.
