DIARIO DE UNA CUARENTENA

Una cola Fanta

Después de hablar de las consolas del pasado, parece que un sentimiento melancólico ha impregnado mi regio e imperturbable carácter. Hoy hemos tenido una visita muy querida en nuestra casa. Además, da la casualidad de que coincide con su cumpleaños, así que le hemos preparado una fiesta sorpresa por todo lo alto.

No sé que pensarán ustedes, pero un buen cumpleaños casero, tengas la edad que tengas, tiene que cumplir unos requisitos indispensables. Sé que los más modernos tendrán una opinión diferente, pero hay que quererlos igual.

Una buena fiesta sorpresa tiene que cumplir con una máxima fundamental, que el homenajeado desconozca la existencia del evento. Aunque pensándolo bien, suele ser muy habitual que alguien meta la pata. Yo ya he visto situaciones como la siguiente:

- Carlos le ha enviado un guasap.

 - Hola majo !Felicidades! No podré tirarte de las orejas en la fiesta porque al final tengo que currar, pero cuando nos volvamos a ver, no te libras

También es común aquel que responde en el guasap de grupo de amigos, a una pregunta que se hizo en el grupo de los mismos amigos, pero sin el cumpleañero … "¿al final a que hora tenemos quién lleva la tarta a casa de Pedro?"

Una vez solventado esta situación, hay otras normas que no se pueden incumplir, especialmente en la alimentación. Un buen cumple casero tiene que tener “al centro” una buena tortilla de patata, partida en dados y con sus palillos al lado. No te puedes olvidar del plato de plástico con los embutidos, que cuando los vas a llevar a la mesa siempre se dobla y se caen, porque el que los ha servido ha querido aprovecharlo. Lógicamente habrá patatas fritas y cosas de ese tipo.

Pero el plato estrella ya saben ustedes cual es… ¿la tarta?, no hombre noooo, la tarta está bien para poner las velas, pero no es comparable a ¡los sándwiches de Nocilla! partidos en triángulos, por supuesto.

Recuerdo en uno de los primeros cumples que fui de pequeño, al de mi vecino Guillermo, que sirviéndome la bebida me preguntaron si quería Cola Fanta. Yo no tenía ni idea de lo que era, pero asentí. Me llenaron la mitad del vaso con Coca Cola y la otra mitad con Fanta de naranja. 

Si eso lo hubiera conocido Sito Miñanco, estaríamos hablando de otra Galicia muy diferente.

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