Cartas al director

Mareando la perdiz

“He decidido seguir. Seguiré con más fuerza si cabe al frente de la presidencia del Gobierno de España. Esta decisión no supone un punto seguido. Es un punto y aparte”. (Pedro Sánchez, 29.04.2024).


El hombre necesitó cinco días para meditar si merecía la pena seguir gobernando. Jamás conocí caso similar en mis longevos años, arrastrados, por mor de una dictadura en este país, en otros países democráticos. Han sido cinco días en los ha tenido en vilo a la ciudadanía. Mientras deshojaba la margarita que, al final, resultó tener solo una hoja. Parafraseando a Cristina Cifuentes, “no me voy, me quedo”. Al final, ella hizo mutis por el foro, por unas puñeteras cremas, que deberían estar, pero no estaban, en oferta. Sánchez, mal que le pese a muchos, no es como Cristina. No usa crema alguna ni para afeitarse, lo hace al estilo Baldomero, porque es guapo y, a diferencia de aquel spot de la phillishave, no necesita dinero, sino el jabón de la adhesión popular. Pero va a tener que acudir a un nuevo afeitado. La guerra sucia, cimentada en insultos y “lawfare”, continuará, si cabe más virulenta. ¿Y qué hará, entonces? Más deshojar margaritas no, por favor.

Decir que hará de su gestión política un punto y aparte, parece indicar que su modelo anterior adoleció de respuestas adecuadas. ¿Cuáles? Combatir el “lawfare”, ¿cómo? ¿Apartando de la judicatura a jueces que se presten a ello? ¿Castigando a la prensa difusora de mentiras y bulos, que lo propicia? Caro lo fía, presumiendo el que España es una democracia plena, en la que sale fortalecido el estado de derecho. ¿Qué sacará de la chistera, este aprendiz de Tamariz? Siendo como es persona dedicada a la política, su vida privada, familiar estará bajo el foco mediático. No es cuestión de meditar, es de seguir continuando siempre con el programa político prometido electoralmente. Les pide apoyo a sus aliados en sede parlamentaria, como a coaligados en la gobernanza. No olvide recordar a los socios suyos que abandonaron la escena política por ataques despiadados del “lawfare”, mientras usted guardaba silencio, sintiéndose inmune. Pudo, y no quiso leer a Martin Niemöller. ¿Qué esperaba?

Soy republicano y de izquierda democrática, desde que tengo uso de razón, que se encrespa cuando un líder del PSOE le da cancha a la derecha para erosionar a la democracia. Esa adhesión callejera que pedía para que siguiese me ha recordado a aquellas adhesiones al dictador en la Plaza de Oriente. A quien interese, la democracia es antagónica al culto al líder, por eso votamos como “botamos” a los políticos. En este último caso, cuando prostituyen la democracia en beneficio propio. Y como las meigas, habelos hainos, de derechas o izquierdas.