Opinión

Un texto de hai 125 anos

La literatura portuguesa alcanza tan extraordinario y floreciente desarrollo en nuestros días, que su preterición a otras, con más o menos fortuna divulgadas, no se explicaría ciertamente en nuestro país sin inferir a la nación hermana una gravísima ofensa.

Apenas se comprende cómo siendo España y Portugal de un mismo origen, siendo tal la identidad de sus razas, teniendo ambas casi una misma lengua y una misma historia, uniéndolas unos mismos recuerdos del pasado y unas mismas esperanzas para lo por venir, ligadas en lo moral por los mismos lazos y en lo físico por los mismos continentes, no han logrado todavía fundir en una sus literaturas, viviendo por el contrario los dos pueblos gemelos identificados en todo, menos en la santa comunión del pensamiento.
Convengamos, sin embargo, en que no es a Portugal a quien más se debe reprocharse esa infecunda obstinación en un absurdo individualismo literario. Con tan buenos historiadores, con tan buenos novelistas, con tan buenos poetas como nosotros, la patria de Herculano, de Almeida Garret y de Eça de Queiroz traduce a nuestros poetas, a nuestros novelistas y a nuestros historiadores; acude a sus teatros a escuchar las creaciones de nuestros dramaturgos y lee arrebatado de entusiasmo -de ese entusiasmo que nosotros no sentimos ya por nada ni por nadie, la prodigiosa palabra de nuestros incomparables oradores.

Si responde o no España a la honra que así se le dispensa no hay que decirlo: España no se toma el trabajo de traducir del portugués; si acaso, plagia (...)

Empero, abrigar determinados ideales de resultados prácticos para lo venidero, y no trabajar por ellos; hablar de la conveniencia de estrechar las relaciones sociales y políticas entre los pueblos, y no importarnos nada sus adelantos ni sus hombres eminentes; brindar en un banquete por la  unión y prosperidad de las naciones y olvidarnos de que existen en el mapa apenas se disipan los últimos vapores de la orgía, parécenos profundamente lastimoso, mirado de lejos; mirado de cerca, parécenos infame…”
Loxicamente, o que acaba de ler, benquerido lector, non é de producción propia, senón o fragmento dun texto que escribiu Curros Enríquez hai aproximadamente 125 anos como prólogo a un pequeno libriño que forma parte da súa producción literaria e que se titula "La lira lusitana", no que exerce de traductor de dous dos principais escritores portugueses da súa propia época, Guerra Junqueiro e Teófilo Braga.

Un texto que me veu á memoria esoutro día, cando o presidente da Xunta e o presidente de Portugal asinaron un convenio para a introducción do portugués no sistema educativo da nosa Comunidade e que me fai pensar no bo que sería que, gracias a Galicia, se ampliase, en pouco tempo, ó resto do Estado.

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