Opinión

Estadella

Cómo no le voy a dedicar unas palabras a Estadella. Faltaría más. Poseo en mi videoteca la integral con todos los 'Un, dos, tres' que presentó. Como si mi casa fuese una sucursal del departamento de documentación de Prado del Rey. Como undostresófilo confeso, no tengo más que destacar algunos de los momentos insuperables de esos años presentados por Estadella. De todos ellos, los protagonizados por Ángel Garó en su biombo dadaísta. La relación entre Garó y Estadella, al que sus personajes bautizaron con los nombres más variopintos, constituye una verdadera antología de lo mejor del humor televisivo.

Del maridaje entre Chicho Ibáñez Serrador y Jordi Estadella surgió 'El semáforo'. La compostura y el aplomo mantenidos por el presentador a lo largo de todas y cada una de las actuaciones, con ese toque british, merecen pasar a los anales. Cabe resaltar un enorme error de programación, ajeno por supuesto al equipo del programa cuando la finalísima del programa coincidió con el asesinato de Miguel Ángel Blanco.

Fue muy duro aquel sábado de julio. Fue un sábado de alto voltaje, que los españoles vivimos con los nervios de punta. La decisión de emitir la última entrega de 'El semáforo' al término del 'Informe semanal'fue equivocada. Ni siquiera este formato nos sirvió para aliviar la pena y la rabia. Esa que sentimos ahora, cuando Jordi se ha ido tan joven.

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