Opinión

Pluma estilográfica Parker 51

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Escribir sujeta el pensamiento. Trazar las palabras es como tirar de las ideas con un hilo invisible que empieza en algún lugar de la cabeza, circunda el pecho y regresa a la mano. Uno, que teclea con todos los dedos desde que papá nos inscribió en clase de mecanografía, trata de volver a la tinta y al papel para ordenar mejor las ideas, hacer memoria con la mano y masajear el cerebro con la caligrafía propia. Tengo mala letra. Por eso me esfuerzo en escribir consciente, igual que cuando te estiras al caminar para ganar prestigio. A veces, dibujo en los márgenes del papel caras imposibles y criaturas híbridas, como si le hubieran puesto la máscara de Agamenón a una trucha del Arenteiro. Esto me hace sonreír.

Escribir a mano calma. Como sentarse a pensar en el huerto o escuchar la música de un arroyo. Para eso necesito la tinta ligera y siempre negra de una estilográfica. Tengo algunas plumas heredadas, varias modernas que no se descargan en el bolsillo y esta Parker 61 de los años cincuenta que estaba en la casa antes que yo. Sé que es una pluma aventurera porque los campesinos que aquí vivían no llevaban el mismo apellido que su antigua dueña hizo grabar en el cuerpo: “Evelyn A. Getty”. He buscado este nombre en internet como quien lanza una pregunta al aire. Cuando empuño la pluma me reencuentro también con la mano que la sujetó antes. Supongo que ambos escribimos la misma historia de miedos y anhelos de toda vida humana.

La Parker tiene el cuerpo en rojo burgundi y un capuchón dorado con una espiga grabada en el clip. Se carga por capilaridad. Basta darle la vuelta y sumergirla unos segundos en el tintero para tener tinta durante semanas. Cuando escribo una palabra con esta pluma sé que es esa palabra. La paladeo con la punta del plumín y me llevo bien profundo todo lo que quiere decir. Quiero habitar ese “vacío vivo” del que hablan los chinos y aprecio los trazos irregulares que, con la pluma, también salen de mí mismo. Con la Parker me autodedico cada nuevo libro que entra en mi biblioteca, anoto ideas, pensamientos y mementos importantísimos. Hoy he escrito “compra pan”.

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