Opinión

Reloj automático Omega

El reloj.
photo_camera El reloj.

Llevar algo heredado nos debería recordar la presencia del otro. Yo recuerdo a  mi tío cada vez que miro la hora. Él era un dandy solterón que tenía la farmacia más hermosa de la ciudad (entro de vez en cuando para recordar su buen gusto, los siguientes han respetado hasta la última vidriera). Este reloj Omega es, por tanto, heredado, como todo lo mejor. Automático, es decir, que se mueve con el pulso de mi propia sangre. Fabricado por gente respetable cuando el mundo era respetable. Si yo estoy vivo, el reloj también. Pero cuando a mí se me pare el corazón y venga a casa el trapero (las vidas desembocan en los cementerios y los rastros), él seguirá existiendo en la muñeca de otro.

Me visto y me desvisto el reloj cada día. Cuando duermo se queda en la mesilla, silencioso, marcando la hora con la carga de reserva que le dieron antes mis movimientos. La cena de ayer ha sido para él. Y el agua de la fuente de Santa Mariña con la que herví el té también se ha transformado en movimiento de su segundero perpetuo. Mi energía es la suya. Esto le pasa ya a pocas máquinas. El Omega es lujo silencioso. Su cebolla de oro asoma entre el puño de la camisa discretamente, algo ya raro, en este mundo de pelucones enormes de futbolista. La esfera tiene una tipografía preciosa y un segundero tenaz que recuerda que la vida está pasando. Su nueva correa, calada, en piel curtida con taninos de roble, la han hecho a mano mis amigos artesanos de Oficio Studio. Adoro ver sus pespuntes y, al mirar la hora, acerco la muñeca a la nariz y aspiro el aroma de ese cuero excelente.

Una vez me mandaron a  una fábrica de relojes suiza para escribir un reportaje. He pensado muchas veces en aquellos tipos de bata blanca y monóculo en el ojo (monóculo, esa es la palabra) que enroscaban mecanismos como orfebres. Cuando veo esos gizmos que lleva la gente en la muñeca, acaricio la esfera del Omega y calculo cuánto les queda para terminar en un vertedero electrónico africano. La tecnología digital es basura que aún funciona, pero el Omega es eterno. Hoy voy a vestirlo y a soñar que yo también soy inmortal.

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