Opinión

Quo usque tandem abutere, Ibarretxe, patientia nostra?

En las últimas elecciones autonómicas del País Vasco en el 2005, el PNV en coalición con EA consiguió 29 escaños, bajó 4 en relación con las elecciones del 2001 y 140.349 fueron los votos perdidos, obteniendo el 28,60 por ciento de los electores lo que supuso un descenso de 4,10 por ciento sobre los comicios del año 2001.


En las recientes elecciones generales del pasado 9-M los votos obtenidos por los partidos vasco-españoles casi doblen los obtenidos por todos los grupos nacionalistas juntos. Los primeros obtuvieron 632.269 frente al grupo nacionalista que se quedó en 383.151 votos.


Los principales objetivos del partido nacionalista el 9-M, eran, entre otros, mantener o superar los 7 escaños que tenían desde el 2004, defender el derecho a decidir del País Vasco en Madrid y la licitación y adjudicación de las obras de todos los tramos del TAV en suelo vasco.


Parecería lógico, que ante el rumbo electoral que se vislumbre en el País Vasco, los nacionalistas no violentos tomasen el camino de la prudencia y buscasen una solución razonable de lo que ellos y los violentos denominan conflicto vasco que en román paladino no es otra cosa que la independencia. La nueva dirección del PNV ha tratado de, ofrecer una cara amable y tranquilizar a los constitucionalistas.


Pero en contra de lógica alguna y fundamentándose en aquello de que la mejor defensa es una mejor delantera, el inquilino de Ajurienea como Baxajaun 2008, se lanza al cuello de Zapatero y dice: ¿qué hay de lo mío? Han quedado para ya, para el próximo día 20 y dialogar, consensuar y ‘talantear’. ¡Que Dios nos ayude, pues! Va a resultar difícil; el presidente del PNV de Vizcaya lanzó un mensaje dirigido a los socialistas esclarecedor del ambiente: ‘No nos valen los juegos de palabras de Constitución, ciudadanía, consenso’ y Urkullo ha manifestado recientemente que el traje institucional y socio político que se confeccionó en la transición, ‘se ha quedado pequeño y pasado de moda’.


Y mientras tanto, ETA seguirá moviendo el árbol y las nueces caerán otra vez. ¿Quién las seguirá recogiendo?

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