Opinión

Jugada maestra: el as para matar el tres

Pero cómo puede ser que una empresa que antes de verano estaba en bancarrota saque ahora la billetera de esta manera?, me pregunté el pasado lunes al leer que Hertz había cerrado la compra de 100.000 Teslas por unos 4.200 millones de dólares. Tras unos días dándole vueltas, lo que inicialmente me parecía un movimiento descabellado se ha convertido en una jugada maestra.

Las restricciones de movilidad derivadas de la pandemia asestaron un duro golpe a las empresas de alquiler de vehículos, una industria que tampoco estaba viviendo su mejor momento. Tal fue la debacle que ni vender parte de su flota de vehículos, unos 30.000 solo en los Estados Unidos, le salvó de que un par de meses después del primer confinamiento, en mayo del 2020, Hertz se declarase en bancarrota y buscase amparo en la Ley de Quiebras de Estados Unidos. Desde aquel momento y hasta la firma de su rescate en marzo por parte de los fondos de inversión Knighthead Capital Management y Certares Opportunities, que abonaron 4.200 millones de dólares por el 100% de la empresa, Hertz fue de las primeras empresas en el punto de mira de los inversores en corto que organizaban sus “golpes” a través de foros como Reddit y en los que Elon Musk también tuvo mucho que ver.

Con sus nuevos dueños y tras un plan de reestructuración, la compañía anunció que saldría de la bancarrota después del verano, en línea también con las previsiones de recuperación de la actividad turística y el levantamiento de restricciones de movilidad. Su estrategia para su supervivencia pasa precisamente por este sorprendente e ingente pedido de Tesla Model 3, la mayor compra de vehículos eléctricos de la historia. Esta operación supone un golpe de efecto no solo para la industria de alquiler de vehículos, sino también para toda la industria automovilística, y eso ya se ha hecho notar esta semana en la Bolsa. Las cotizaciones de Hertz y Tesla se dispararon más de un 10% y la empresa de Musk se convirtió en la sexta en unirse al club del billón de dólares, junto a Apple, Microsoft, Google, Amazon y Saudi Aramco.

Por un lado, el encargo de Hertz supondrá el 10% de la capacidad de producción de Tesla, lo que hará que su competencia lo tenga complicado para hacer un movimiento similar. Este movimiento se convierte también en una brutal campaña de marketing para Tesla, ya que sus vehículos eléctricos estarán al alcance de un mayor público para escapadas y viajes, sirviendo como prueba de vehículo para potenciales compradores y también como alternativa asequible a aquellas personas que quieran un vehículo eléctrico de alta gama sin comprometerse a largo plazo.

Con esta compra Hertz alcanzará el 20% de coches eléctricos en su flota, reorientándose hacia la movilidad sostenible. Es precisamente este punto el que ha hecho que Uber anunciase inmediatamente después de hacerse público este histórico pedido que alquilará la mitad de los Teslas comprados por Hertz para ponerlos a disposición de sus conductores en distintas ciudades del mundo mediante una cuota mensual. Uber podrá así reducir algunos costes estructurales y asegurarse una buena senda hacia su objetivo de conseguir cero emisiones para el 2040 mejorando además su imagen entre sus clientes al apostar por alternativas de transporte más ecológicas.

La verdad es que el trato es un auténtico win-win para las dos compañías, una de esas jugadas maestras que solo se pueden hacer cuando el azar da una buena mano de cartas y el contrincante se ha quedado sin cartas. El as para matar el tres.

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