Opinión

Un pisapapeles BlackBerry

El apagón de los servicios de BlackBerry nos hace recordar su relevancia en la evolución de los smartphones

Hace ya 15 años, exactamente el 9 de enero del 2007, se produjo un hito que marcó un antes y un después en el mundo: Apple presentó su primer iPhone. Hasta aquel entonces los móviles más avanzados se manejaban principalmente mediante un teclado físico y, en algunos casos, gracias a una pantalla táctil que se controlaba con un pequeño puntero de plástico. La llegada del iPhone y la gran apuesta por los ya llamados “teléfonos inteligentes” por parte de fabricantes asiáticos como Samsung o LG llevó rápidamente a las empresas líderes del segmento hasta la época como Nokia, Alcatel, Motorola o BlackBerry a las pérdidas millonarias. Para su supervivencia, algunas decidieron o no tuvieron más remedio que vender sus filiales de movilidad a grandes empresas como Google y Microsoft, aprovechando para hacer una completa reorientación del resto de su negocio hacia otros mundos como las infraestructuras de redes móviles o el Internet de las cosas.

El éxito de los iPhones pilló desprevenida a BlackBerry, una empresa que irrumpió con fuerza en 1999, los primeros tiempos de la tecnología móvil avanzada, gracias a sus punteros smartphones con un teclado físico completo y cómodo que ofrecían la oportunidad de navegar por Internet, consultar el email y chatear con los contactos antes que ningún otro fabricante. Por este motivo, las BlackBerry se convirtieron en los móviles favoritos entre los grandes ejecutivos y agencias de seguridad internacionales y más tarde, tras la popularización de las tarifas de Internet móvil entre los jóvenes entre los años 2010 y 2012, el dispositivo perfecto para chatear y mantener el contacto con amigos y familiares.

Lamentablemente ese éxito fue muy efímero y en el año 2013, con tan solo una cuota del 3% del mercado, la compañía tocó fondo. Blackberry negoció su venta a otras compañías del sector, pero no consiguió llegar a ningún acuerdo. Fruto de esa situación, la compañía destituyó a su cúpula y puso a John Chen como nuevo director ejecutivo para reorientar BlackBerry hacia el negocio de la ciberseguridad y el Internet de las cosas aprovechando una inyección de capital de 1.000 millones de dólares.

BlackBerry cesó la producción de sus propios dispositivos en el 2016, fecha en la que licenció su marca al gigante tecnológico TCL para la fabricación de nuevos dispositivos bajo el sistema operativo Android con trazos clásicos de BlackBerry como el teclado físico o las aplicaciones de mensajería instantánea propietarias. La ausencia de nuevas características de valor añadido y su elevado precio hicieron que esta nueva generación de dispositivos no despegase, y la licencia a TCL no fue renovada tras su finalización en el verano del 2020.

Desde el 4 de enero los dispositivos con BlackBerry OS se han quedado sin servicios, dejándolos prácticamente inservibles, como pisapapeles. Esta misma semana, además, BlackBerry ha anunciado que algunas de las aplicaciones presentes en sus modelos Android dejarán de funcionar en agosto del 2022 declarándoles a la obsolescencia. Mientras tanto, seguimos a la espera de nuevas BlackBerry bajo licencia de OnwardMobility, que retrasa su anuncio debido a la escasez de componentes.

Los profundos cambios llevados a cabo por Chen hicieron que BlackBerry se recuperase de nuevo hasta convertirse en una de las empresas más prestigiosas actualmente en el mundo del IoT y la ciberseguridad. Sus últimas compras la han hecho conseguir reconocimientos internacionales por parte de la industria tecnológica. Su sistema operativo QNX también ha tenido gran éxito y está instalado en trenes, coches, equipos industriales y médicos de las principales empresas del mundo. Todo un ejemplo de reconversión.

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