Opinión

Una buena noticia

Apenas llevamos un mes de 2022 y ya se ha producido uno de los mayores bombazos en la industria de la tecnología: el martes Microsoft anunciaba por sorpresa la compra de Activision Blizzard por 68.700 millones de dólares, el mayor acuerdo de la industria de los videojuegos hasta la fecha. Esta operación supera en cinco veces la reciente compra de Zynga por parte de Take-Two, convirtiendo a Microsoft en la tercera empresa más grande en el mundo de videojuegos, tan solo por detrás de la china Tencent y de la japonesa Sony. Parece que esto solo es el pistoletazo de salida a un año que avecina muchos movimientos en el sector, en línea con las concentraciones que también están experimentando otros sectores.

Pero… ¿Qué se esconde detrás de esta gran adquisición por parte de Microsoft? ¿Lo suyo no eran los sistemas operativos y la ofimática, estarán pensando? Aunque Windows y Office sigan siendo dos de sus productos estrella, la llegada de Satya Nadella a la dirección de la compañía hace casi ocho años se ha centrado en la diversificación del negocio. Bajo su batuta han entrado o reforzado su posición en nichos de mercado con gran potencial de crecimiento para la empresa fundada por Bill Gates: las redes sociales gracias a la compra de LinkedIn, la inteligencia artificial gracias a Nuance o los videojuegos con las compras de ZeniMax Media y ahora Activision Blizzard. También llegó a echar el ojo sobre TikTok y Pinterest, pero sus compras no llegaron a buen puerto.

La compra de los estudios de desarrollo de títulos tan conocidos como Call of Duty, Diablo, World of Warcraft y Candy Crush le sirve por un lado para apuntalar y acercar a más dispositivos Xbox Game Pass, su servicio de videojuegos por suscripción que permite acceder a un gran número de videojuegos en ordenadores, consolas Xbox y dispositivos móviles Android y Apple con un pago de unos 13 euros al mes. La compra de Mojag Zenimax en el 2020 le sirvió a Microsoft para añadir a su catálogo títulos como DOOM o Wolfenstein, que le sirvieron de atractivo para atraer a nuevos usuarios desde otras plataformas como Sony PlayStation, llevándole a alcanzar recientemente los 25 millones de suscriptores en todo el mundo. Añadir nuevas franquicias líderes en el sector permitirá que el número de usuarios crezca y solo este servicio facture unos 300 millones de dólares al mes, calculando unos ingresos de 4.000 millones de dólares en 2022.

Por otro, la tecnología y la base de usuarios detrás de estos videojuegos desarrollados para las consolas de última generación le permitirá a Microsoft ponerse a la cabeza en la carrera hacia el metaverso, adelantando a Meta (Facebook) por la derecha. Además de las propiedades industriales que le otorga esta adquisición, su idea de metaverso va más asociada a la fantasía y a las experiencias inmersivas que pueden recrear los videojuegos, un enfoque más atractivo que el empresarial y comercial que plantea Zuckerberg a día de hoy.

Aun así, esta operación tiene algunas grandes incógnitas. La primera, la posible resistencia de las autoridades antimonopolio estadounidenses, que tienen en el punto de mira a las grandes tecnológicas y pueden tumbar la operación. La segunda, cómo manejará Microsoft los escándalos de acoso y los últimos lanzamientos fracasados heredados de Activision Blizzard. La tercera: ¿contraatacarán Sony y Meta con nuevas adquisiciones o fusiones para fortalecerse ante este nuevo gigante de los videojuegos y el metaverso? Game over. Insert coin.

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