Opinión

Carla Bruni

Suelo decirle a mi buena amiga Isabel Viqueira, mujer femenina y políglota, con seis idiomas, además de buena profesora, que el saber estar es patrimonio de personas grandes. Viqueira, en su gran sencillez, cada día viene más elegante, sin alardes, que es lo mejor. Vamos, discreta a la par que sencilla. El tema es de portadas, de tertulias, cotilleos, marujeos, patio de vecindad y mil y un tópicos, con ocasión de la visita a España de Carla Bruni. Lo importante, por lo que se colige, fue la visita de la consorte, que creó un ambiente mediático espectacular. Quien en realidad vino a España fue ¡Carla Bruni! Recordando a Napoleón, con mucho humor, un diario nacional llegó a decir que hubiera triunfado si enviara a Josefina.


Sin duda, el ‘glamour’ de las francesas rompe los moldes. Allí en el país del ‘amour’ y fuera. Y eso que la susodicha Carla Bruni, mire por donde, es italiana. Vamos que su ‘contrario’, su consorte, se encarga de decir con la bendición de su homólogo italiano que ‘es una italiana convertida en francesa’. Un fruto más de la sociedad de consumo y de la influencia mediática. Los medios de masas congregados ‘en torno a...’ han sido incontables con una parafernalia increíble. Como diría un nacido en el país galo ‘¡très jolie!’, muy divertido, faltaría ‘plus’. Todos rendidos a las plantas de la ‘dame’ de marras contemplando sus físicas lindezas con las que la naturaleza la ha dotado. Y a los medios se han unido empresarios, políticos, todo el mundo mundial, a la busca de la foto que es, por lo que se parece, de lo que se trata en este mundo que prima el tener, la jet y toda esta maraña de cosas que a muchos, sinceramente, nos estomagan.


Desde el tocado del pelo hasta el color de los zapatos y la altura de los tacones, todo ha sido motivo de comentario para la prensa rosa, amarilla y blanca. Falta que lo sea para la negra, porque es, el humor negro, lo que está en causa en este evento que de político na de na. Y verá el sufrido lector cómo vienen esta semana las revistas del ‘cuore’. Verán, ya verán. Más, todo el mundo contempló los sacos cargados de ropa de marca, francesa por supuesto, que la ‘bella signora’ se trajo del Elíseo para pasar por La Moncloa, la Zarzuela, el Palacio Real, las calles de Madrid. ¡Qué les voy a contar! Hasta cuatro vestidos distintos utilizó en una mañana la signorina convertida en linda ‘mademoiselle’.


Visto lo visto, olvidado lo anterior, ‘esquecido’ lo que antecede, ¿les parece normal que en un país con esta crisis nos dediquemos a hablar de las lindezas de la italianita reciclada a la francesa? Sigo preguntando, sin perder los nervios, aun cuando motivos hailos para ello, ¿es de recibo y es así como se van a armonizar las relaciones internacionales, la crisis económica y hasta la terrible gripe, el terremoto italiano, el terrorismo y todos los problemas reales que tiene la humanidad? Miren ustedes por donde a lo mejor así es y uno está equivocado. Pero me temo que sean todas estas cosas un fruto más del marketing y un elemento de distracción de los problemas reales. Porque también es cierto que en la historia reciente hay mujeres que hicieron época al lado de sus consortes. Jackeline Kennedy, Gracia de Mónaco y Michelle Obama entre otras. Hasta la discreta y seria esposa de nuestro ZP, Sonsoles, salió de su anonimato para recibir a la gran Carla.


El espacio se acaba y me he olvidado comentarles que de lo que se trataba era de la visita del presidente de la Republique Français, la de la liberté, egalité, fraternité’ y de que, entre otras cosas, sonó el lindo himno de aquel país que es la Marsellesa. A mí me encanta. Mientras, me van a permitir, voy a sopesar el espacio que los medios han dedicado a esto último en comparación con lo que les he contado. Perdonen, pues, y aguarden, porque mi buena amiga Isabel me espera para tomar un cafelito, que aquí en Lisboa se dice, para entenderse, ‘uma biquinha, se calhar pingada com um bocadinho de leite para nâo ficar nervosso’.



Te puede interesar