Opinión

¿Hogar o pensión?

Por mucho que se ha inventado aún nada ha superado a la familia. Somos seres sociales y únicamente compartiendo desde lo más íntimo podremos construir una sociedad en valores. Pese a muchos problemas que la acucian, la entidad familiar sigue siendo núcleo básico también para el mundo de hoy. Una familia unida que sabe dialogar, compartir y amarse nada hay que la supere.

El papa Francisco está animando a "recuperar la convivencia familiar". "Cuando los hijos, en la mesa, están ocupados con el smartphone, y no escuchan, no es una familia, ¡es una pensión!". Y dice más: "En los países ricos, sobra la comida, mientras falta restituir la hospitalidad recíproca. La familia es una escuela de inclusión humana sin parangón".

Hoy, en el vivir diario, existen ataques y a ello alude el papa: "Una familia que no come unida, no dialoga, o está con su televisor o su teléfono, es una familia poco familiar... es automática". Hace falta mucho diálogo en casa porque harto barullo tenemos en la calle que llega a introducirse a través de sofisticados elementos de comunicación. Por ello es necesario recobrar la convivencia familiar y librarla de la tentación de encerrarse en sí misma adaptándola a los tiempos.

En el contexto de una cena Jesús entregó a los discípulos su testamento e instituyó la Eucaristía, fortalecida en el amor y la fraternidad. En la mesa se habla y escucha y nunca debe haber el silencio que ni es el de los monjes, ni el del egoísmo. Jesús enseñaba frecuentemente en la mesa; comparaba el reino de Dios con un banquete y escogió la comida también para entregar su testamento espiritual, con el gesto de la donación de su Cuerpo y Sangre como alimento y bebida que nutren el amor verdadero y duradero.

"Si en la familia hay algo que no está bien, o una herida escondida, en la mesa se entiende enseguida. Una familia que no come casi nunca juntos, o en cuya mesa no se habla pero se ve la televisión, o el móvil, es poco familia", recuerda el papa.
Francisco acabó su alocución sobre la familia afirmando: "Sabemos bien la fuerza que adquiere un pueblo cuyos padres están preparados para movilizarse para proteger a sus hijos, porque los consideran un bien indivisible y son felices y orgullosos de protegerlos frente a los obstáculos a la vida familiar que debemos encontrar el modo de recuperar, adaptándolos a los tiempos".

En el clima navideño en el que nos encontramos, es el momento más adecuado para revivir esos valores familiares que nunca pasan de moda, porque el amor, y el cariño entre los seres queridos que se reúnen en estos días, es algo que debiéramos conservar. Quizás así el mundo sería más humano y desaparecería tanta violencia como nos rodea acaso porque nos escuchamos poco, casi nada tratamos de comprender y en muchas vidas la disculpa está fuera del programa porque el orgullo lo invade casi todo y la cultura del tener, sin duda, todo.
 

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