Opinión

Martín de Tours

Al conmemorarse los 1.700 años del nacimiento del patrón de la catedral y de la diócesis ourensana, San Martín de Tours, en nuestro empeño de hacer ver la vinculación que tiene con San Martinho de Dume hablábamos hace unas semanas de este gran santo. Hoy lo haremos brevemente de su coterráneo el de Tours. Martín de Tours (Panonia, Hungría 316 – Candes, actual Candes-Saint-Martín, Francia 397) es uno de los santos más populares del mundo. Estudió en Pavía ingresando a los 15 años en la guardia imperial romana, en la que sirvió hasta el año 356 en Francia.

Su leyenda más famosa aconteció en el invierno del 337 en Amiens, en la puerta de la ciudad, cuando a un mendigo tiritando de frío le partió la mitad de su capa, pues la otra mitad pertenece al ejército romano en que sirve. Por la noche, Cristo se le aparece vestido con la media capa para agradecerle su gesto. Entonces deja el ejército romano y se convierte pese a las reticencias del emperador. Una vez bautizado sigue a San Hilario de Poitiers. En el año 370 es nombrado obispo de Tours, evangelizando al paganismo y persiguiendo al gnosticismo, maniqueísmo y priscilianismo. Intercedió pese a ello para que Prisciliano fuese liberado de la ejecución frente al obispo gallego Hidacio que la pedía insistentemente y la consiguió. Martín, afligido y enfadado por este hecho, rompió sus relaciones con Hidacio. Más tarde tuvo que reconciliarse con él, cuando el emperador más importante de la época se lo exigió como condición a cambio de terminar con las ejecuciones de priscilianistas.

Es patrón de numerosas entidades y naciones. Los soldados, Francia, Hungría, Utrecht, Buenos Aires y una interminable lista de lugares. Su fiesta, el 11 de noviembre, goza con infinitas tradiciones populares y pintorescas en diversas zonas del mundo. A él se atribuyen milagros, leyendas y un sin fin de anécdotas que algunos creen milagrosas.

Por ejemplo, en la capital de Argentina donde, una vez fundada la ciudad, Juan de Garay el 20 de octubre de 1580 pretendió dar un patrón a la ciudad.. Tras una votación por los vecinos, se eligió a Martín de Tours. La población se volvió a reunir ya que a algunos les parecía extraño un santo francés en aquella época colonial. Tras reiteradas votaciones volvió a salir Martín de Tours, lo cual consideraron un milagro y por eso continúa su patronazgo en la capital de la nación argentina.

Es, sin duda, el santo obispo de Tours uno de los más socorridos con una incontable devoción en todo el mundo. Justo que celebremos su aniversario pero, permítanme que insista y al margen de mi amor a Portugal, en el impulso de su devoción ha tenido un lugar preeminente Martinho de Dume a quien yo suelo llamar "el olvidado", incluso en su tierra de adopción, Braga, donde es patrón San Fructuoso. Así es la ingratitud humana.

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