Opinión

ABOUT LOVE

El título de este artículo, para los no iniciados en lengua inglesa, significa 'acerca del amor'. Y ello no quiere decir que siendo este artículo escrito en castellano sirva para presumir de mis conocimientos de la lengua de William Shakespeare, el poeta y dramaturgo inglés, el escritor más grande en lengua inglesa y una de las cumbres de la literatura universal. Además, como adorno poco frecuente, aun cuando al parecer fueron escasos sus estudios, a lo largo de sus obras se pone de manifiesto un gran saber, aprendido en la vida y en sus libros. Dicho de otra forma, un autodidacta íntegro.


Dejando a Shakespeare, ¿por qué escribo acerca del amor? Trataré de explicarme. Una vez más, doña Marta, que conoce bien el idioma inglés y sabe de mi afición por esta lengua, como fiel asesora de mis artículos en mis momentos bajos en los cuales las neuronas no funcionan, me lo ha sugerido. El amor, en un mundo tal vez cruel y deshumanizado, es tema inagotable. Sin que estas letras pretendan ser un estudio sociológico muy lejano de mis conocimientos, pretendo, en grado elemental, esbozar las diferencias que del concepto del amor tenemos un buen número de personas.


En primer lugar, me vienen a la memoria las palabras de Jesucristo: 'Amaos los unos a los otros como yo os he amado', porque amar es amor. También me acuerdo de la pequerrecha con aspecto de simpática, la inolvidable Madre Teresa de Calcuta, ejemplo de filantropía de amor al prójimo. Tal vez convenga desechar que palabra tan hermosa como 'amor' se entienda solamente por la carnaza de las revistas llamadas eróticas, donde es frecuente leer que fulanito o fulanita se casan por quinta o sexta vez. Cada cosa en su sitio. El amor físico -el deseo- también forma parte del amor. Pero no de un amor exclusivo del sexo. ¡Hola, mamá! ¿Cómo estás, papá? Esto tan sencillo también es amor. Cáritas ¡cómo no! es amor encomiable.


En este artículo he esbozado la figura del excelso William Shakespeare por su obra amorosa 'Romeo y Julieta', tragedia eminentemente sentimental. No quiero cerrar estas líneas sin agradecerle a mi fiel asesora, doña Marta, la idea de este artículo y los ánimos que me prodiga para seguir escribiendo. Toda una musa, tal vez influenciada psicológicamente por las fiestas navideñas. Y cierro estas líneas con un canto al amor. Es el recuerdo de mi primer amor, platónico, deshojando la margarita. Me quieres, ¿sí?, ¿no? La margarita siempre me dijo que no.

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