El concello de Vigo acaba de retirar la medalla que había concedido a Julio Fernández Gayoso hace quince años. Lo hizo a propuesta del BNG y con el apoyo del Partido Popular, en tanto los socialistas se abstuvieron. Quiere decir esto que aunque con posturas distintas, ningún grupo de la Corporación defendió la trayectoria de Gayoso al frente de Caixavigo, luego Caixanova y aún después Novacaixagalicia. La Universidad de Vigo también estudia invalidar el doctorado honoris causa con el que lo distinguió en su día. Muchos le adularon en una y otra institución hasta no ha mucho, pero todo cambia. C'es la vie, que diría el otro.
Quién lo imaginaba, hablando del que fue el hombre más poderoso de Galicia, con permiso de José Luis Méndez, homólogo del norte, durante décadas personajes sin cuyo conocimiento no se movía apenas un hilo al oeste del Padornelo.
Ciertamente quién diría que las dos entidades q santo y seña de la economía y la sociedad gallega acabarían a tumbos, víctima de los embates financieros y los propios errores, algunos de ellos de grueso calado, como fuertes inversiones empresariales guiadas por criterios raros, y por la politización de los órganos de control.
Aún así, ni en un caso ni en otro, nadie hubiese imagiando cinco años atrás, el escenario actual, cuando los máximos referentes económicos eran vistos eran casi jeques para la mayoría de los ciudadanos de a pie y las cajas una especie de emiratos. Deberían tenerlo en cuenta los dirigentes actuales con tentaciones poco aconsejables, pues la inmunidad durará tanto como dure el poder. Una vez fuera, todo lo que un día fueron flores y halagos se volverán lanzas. Para entonces, de nada habrá valido haber mandado mucho ni cantado boleros al oido de una bella dama.
