Opinión

¿Dónde está la justicia?

Un año se ha cumplido ya desde la conmoción general provocada por la detención del entonces alcalde de Ourense, Francisco Rodríguez, por orden de la juez de Lugo Pilar de Lara en el transcurso de una operación conocida con el nombre de Pokemon, contra políticos de distinto signo y empresarios por la presunta comisión de delitos varios.

Los ríos de tinta vertidos desde entonces y las anómalas decisiones de su señoría -mantener el secreto del sumario a estas alturas lo es, por más que la esté amparada en la legalidad-, han desembocado en la condena preventiva de los imputados.

Ya se sabe que una verdad a medias puede sostener una gran mentira y el escaso rigor de algunas informaciones junto con el interés por desinformar en determinados sectores, han acabado por dar forma a una historia que llegó a la opinión pública como un totum revolutum que pudiera ser que guardase poca relación con lo que depare el futuro judicial de lo que ahora se instruye.

A pesar de la tan extendida percepción de que los afectados están condenados, existe la posibilidad de que resultasen inocentes. Si les cupiese tal fortuna, ¿quién les resarciría de los quebrantos -incluso de salud- sufridos en este interminable lapso de tiempo? ¿Quién les compensaría el sinvivir que supone permanecer sometidos de modo casi permanente al foco de la actualidad por asuntos tan desagradables?

Por otra parte, el sector de la calle que todavía concede la presunción de inocencia se pregunta qué poderosísimas razones puede haber para que el sumario sea secreto a estas alturas o qué tienen en común personajes tan aparentemente alejados como los ex regidores de Ourense y Boqueixón o el actual de Carballiño -por ejemplo- para aparecer en el mismo saco.

A falta de que la maquinaria judicial deshaga el ovillo tejido en torno a este asunto, lo que aparece claro es que el camino hacia la contumaz búsqueda de justicia puede dar lugar a tremendas injusticias. Ante tal desorientación, el gran Gila ya habría llamado por teléfono: 'oiga, ¿es ahí la justicia? Pues que se ponga'.

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