Opinión

El fuego y la ingenieria

La crisis, el devenir cotidiano y los acontecimientos surgidos están haciendo que agosto pierda fuelle como oasis vital en un año de brega. Primero, porque mucha, demasiada, gente carece de trabajo y, por tanto, le sobran vacaciones o, mejor, tiempo ocioso. En segundo lugar porque muchos de los que tienen trabajo temen perderlo y eso les achica a la hora de asumir dispendios en la economía familiar, aunque sean mínimos; y tercero, porque en nuestra tierra la segunda quincena se está convirtiendo en sinónimo de desastre forestal; de miedo y angustia de tanta gente que ve el fuego pisándole los talones y para los demás, obligados espectadores en medio de un sentimiento de rabia e impotencia ante acciones provocadas por la mano del hombre, sin que nadie alcance muy bien a saber porqué, ni las autoridades a explicarlo. Tal vez sólo se deban a la pura atracción por el espectáculo dantesco para cantar luego ante las llamas, como la leyenda atribuye a Nerón en el gran incendio de Roma.

Así, pues, agosto es cada vez menos agosto, aunque la vida siga cual Guadiana por este tramo del calendario para emerger en apenas unos días, con la llegada de septiembre. Ahí nos encontraremos con el ser o no ser para Ingeniería Física, cuya implantación en el campus de Ourense parece a punto de caramelo, salvo que alguien se empeñe en que no suceda, cosa que, como los incendios que nadie entiende ni explica, pudiera pasar.

La sociedad ourensana sí ha entendido perfectamente las razones de la idoneidad para implantar esta ingeniería, como reflejan las adhesiones y apoyos explícitos, incluidos los de las instituciones públicas más representativas. Por el contrario, nadie entiende esa especie de run-run que apunta a obstrucciones y zancadillas que parece revolotean sobre tan ansiada iniciativa, sin la más mínima explicación desde el sentido común. Sería bueno huir de remedos con la leyenda de Nerón y Roma y que los experimentos para probar la capacidad de manejo en filias y fobias se hiciesen con gaseosa, al margen de Ingeniería Física. De incendios vamos sobrados.

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