Opinión

Entre la limpieza y el abandono

El alcalde de Ourense ha confirmado que el concello respetará el convenio para la rehabilitación de la capilla de Os Remedios en la que, por fin, se intuye la solución tras años de abandono, intereses familiares desmedidos y escasa preocupación institucional. Agustín Fernández no cederá a las críticas del BNG al respecto, dice, y mantendrá el compromiso alcanzado en su día. (Los otrora dueños del nacionalismo andan empeñados en igualar o superar la oferta de los hijos pródigos arracimados en torno a la Alternativa Galega de Esquerdas -AGE-, sea en los reproches al poder, en iniciativas políticas, o el beato concepto del independentismo radical de aquí, de Euskadi o donde se tercie. El caso es estar al nivel de los ¿hermanos? en la causa).

Con la reconstrucción de la capilla existe la esperanza de la recuperación del entorno, otrora de gran belleza y hoy abandonado. De paso, y en tanto ese momento no llega, estaría bien que el regidor pusiese especial celo en instar al servicio de limpieza un esfuerzo adicional para poner fin al estado de desastre en que nos encontramos en muchas zonas de uso público. La maleza campa por sus respetos en Os Remedios y en muchísimas otras áreas.

No pagar a la concesionaria por incumplimiento de las obligaciones contraidas puede ser aceptable en términos económicos -tratándose de dinero público está bien-, pero lo que quieren los ciudadanos es gestión eficaz para resolver los problemas y la recuperación del entorno natural.

El abandono actual carece de explicación convicente, o al menos nadie la ha ofrecido. Hay vías públicas de la periferia por las que es imposible el tráfico rodado, impedido por la maleza; contenedores rotos desde hace años -¿quién decide la reposición?-, zonas sin papeleras alegando que se trata de Camino de Santiago (?). Se desconoce si la argumentación se fundamenta en que los peregrinos y quienes residen por su zona de paso son guarros sin remedio o si con esa medida se les quiere estimular a un sacrificio todavía mayor cargando con los desperdicios hasta encontrar el lugar adecuado. En fin.

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