Opinión

La lotería y el azar

En el primer repaso, hemos quedado fuera de los grandes premios de la lotería de Navidad, circunstancia escasamente novedosa, puesto que desde que el mundo es mundo y la lotería tal, nunca el azar ha distinguido a la provincia. Que la suerte nos sea esquiva es un sino con el que hemos de convivir. A lo mejor es una metáfora de la vida, en la que como perdemos por tradición, ya nos hemos acostumbrado a jugar el papel de víctimas. La diferencia entre las loterías y la realidad es que en las primeras juega un papel protagonista la casualidad; en la segunda, es sólo una circunstancia marginal, pues con el gordo de ayer, ni siquiera abandonaríamos el lugar residual en la mayoría de las estadísticas socioeconómicas.

El cambio de tendencia imprescindible para salir de esta situación tiene que venir de una estrategia concertada, evaluada y asumida por el conjunto de la sociedad ourensana, pero sobre todo, de las autoridades y responsables institucionales que ostentan la representación de los intereses ciudadanos en cada instancia.

La receta es de sobra conocida e incluso se ha gastado dinero; como se han gastado demasiadas palabras en planes equilibradores para la Galicia interior, pero su recorrido apenas va más allá de los papeles. También es cierto que se precisa el concurso de la iniciativa privada y la convicción general de que hay que ir más allá de la queja permanente, justa, pero que poco resuelve.

Lo que haya de ser de esta provincia depende, todavía, de la voluntad de quienes viven en ella; si se quiere, es posible modificar la realidad y emprender el camino hacia metas más ambiciosas que garanticen el futuro. Y, por supuesto, felicidades a quienes les haya agraciado la lotería, aunque sea poco.

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