Opinión

Obstáculo u oportunidad

El ruido de los grandes escándalos está dejando de lado cuestiones importantes para la vida diaria más próxima, sin que ello quera decir que debamos obviar lo que se deriva de esta corrupción política y económica cada vez más generalizada. Entre la negrura que nos rodea hemos de destacar lo positivo, poco, que nos llega, como es el caso de la apertura de la autovía a Celanova.

La implantación de la alta velocidad por carretera es uno de los premios gordos que puede tocarle a un pueblo, no el único, pero sí de los más destacados, en cuanto que abre la puerta y reduce las distancias para alcanzar otros, de otra forma prácticamente inabarcables.

Conviene saberlo y decirlo, sobre todo a las voces críticas que tratan de hacerse oir, cuestionando la obra. Habría que preguntarles cómo se llega al desarrollo y a poner las condiciones para un futuro digno de nuestros hijos y nietos, si yendo hacia la prehistoria o incorporándose a la dura competitividad que exige el siglo XXI. La autovía es un hito, como bien ha comprendido el pleno municipal que no sólo la da por buena, sino que reclama que continúe a Portugal. (Lo extraño es que los concellos de la Baixa Limia no hagan lo mismo, yendo como le va mucho en ello).

Si con esta infraestructura vital, los celanoveses pudiesen contar hoy con un hotel monumento, habrían dado un paso de gigante en la creación de una estructura solvente. Sí ya sé que tienen instituto en un edificio noble, pero de eso no se come. Todo lo que no sea crecer es asumir la agonía socioecómica a la que está abocada esta provincia, con el agravante de que lo que se rechace aquí será invertido en otro lado, agrandando todavía más las diferencias existentes. Seamos serios para aprovechar la oportunidad y dejar controversias inútiles.

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