Opinión

Quién es el autor de la idea

La disparatada decisión de desviar el tráfico por carreteras seculares mientras dure el cierre de uno de los túneles de la A-52 en A Cañiza, está poniendo negro sobre blanco lo que todo el mundo tenía claro: la seguridad a la que se apelaba para acometer tal desatino, es una mentira tan grande como la autovía; más bien al contrario, los riesgos para vehículos, personas, vecinos de la zona y animales, son mucho mayores que manteniendo la circulación en doble sentido por el túnel en servicio.

Con un caballo muerto sobre la calzada; coches dañados por el siniestro y el miedo en el cuerpo de quienes lo vivieron, indica que en cualquier momento puede suceder lo peor. Con las cosas tan diáfanas, la cuestión es porqué esta tozuda actitud del sostenella e non enmendalla, en vez de rendirse al sentido común, siempre mucho más barato y cómodo que los raros inventos o decisiones.

Si la solución es la peor, habría que preguntarse la razón de la persistencia en ella, sabiendo que cabrea a miles de viajeros al día y complica el trabajo de profesionales que deben cumplir horarios o de quienes han de buscar o entregar mercancías.

Por ello, el colectivo de afectados deberían tener derecho a conocer el nombre del autor de tan peregrina idea, para poder atribuir las responsabilidades que de ella se deriven. Cuesta creer que un técnico o un político tomen la peor de las decisiones, aunque la experiencia lo avala sobradamente. Todavía está cerca la rebaja de la velocidad máxima de 120 kilómetros/hora a 110 durante unos meses, con el argumento de ahorrar, aunque en realidad nunca quedó muy clara la razón última, aparte de ser eso, una mera ocurrencia, que vista a través del paso del tiempo parece todavía más ridícula. Pues esto es lo mismo.

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