Opinión

Silencios sospechosos

Circula el run run en las últimas semanas de que Fomento podría estar replanteándose el trazado el AVE en el tramo de entrada a la ciudad desde Taboadela, que supondría -ese es el temor- meterlo por el que utiliza hoy la línea convencional. Colgadas a ese rumor irían las razones que impulsarían tal cambio, que no son otras que las económicas, con el objetivo de abaratar el proyecto. Las consecuencias también son obvias, pues a menor inversión, menor velocidad de los futuros trenes y consiguiente devaluación del servicio.

Hasta ahora, Fomento ni la ministra Ana Pastor -viguesa de adopción, circunstancia que debería acrecentar su celo por el asunto- han dicho nada, pero lo cierto es que el Ministerio está muy callado, demasiado, desde que el Gobierno tomó posesión, hace ya catorce meses. El silencio hace sospechar, pues si no se planteasen cambios, sólo había que continuar trámites y adjudicar obras siguiendo la hoja de ruta marcada. Es como cuando los padres caen en la cuenta que el niño lleva largo rato en el salón en completo silencio: casi seguro que está divirtiéndose a costa de la vajilla o ya rompió la mitad de los souvenirs de las vacaciones desde la luna de miel hacia acá. Siguiendo el símil familiar, cuando un padre adopta decisiones sobre sus hijos, debe estar seguro de tratar a todos con equidad. Si uno va a la universidad, los demás deberán tener la posibilidad de hacerlo y si a uno le compra un piso, al otro no puede regalarle una tienda de campaña.

Papá-Estado tiene que hacer lo mismo y aunque sea treinta años después de otras comunidades, Galicia tiene derecho a un tren de alta velocidad de primera y a una estación firmada por Foster. Los ourensanos, con sus autoridades y líderes a la cabeza, nunca deberían aceptar otra cosa que rebaje el valor de esa deuda. He contado alguna vez como en la campaña de las autonómicas de 2009, Pérez Touriño empeñó su palabra solemnemente ante el que suscribe que el AVE llegaría a Galicia (a Ourense), en 2012. Desde entonces cambió el signo de dos gobiernos y estamos donde estamos, pero sin saber cuándo veremos tal realidad.

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