Opinión

Sanas carnes procesadas

Gran escándalo: la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de informar de que las carnes procesadas deben incluirse entre los productos cancerígenos como el tabaco o el amianto. Parece así que las hamburguesas, el chorizo o el jamón, por ejemplo, resultan altamente peligrosos. Millones de hipocondríacos dejarán de comer esos alimentos que antes encontraban deliciosos. Pero casi nadie le presta atención a que el estudio añade que los cánceres provocados por esos alimentos matan anualmente y en todo el mundo la ridícula cifra de 35.000 de entre sus 7.200 millones de habitantes. En todo el planeta mueren anualmente seis millones por enfermedades del tabaquismo, mayoritariamente cánceres, que en España son 65.000, casi el doble que los fallecidos en todo el planeta por esas carnes que han provocado tanto estruendo.

La noticia debería verse, como apunta el antropólogo Antonio Soto, analizando el número de personas que muere o está infraalimentada por carecer de esas carnes, y también de las carnes rojas que, según la OMS, “podrían”, sólo “podrían”, ser cancerígenas. Algo menos del diez por ciento de la población planetaria, unos 700 millones de personas, malvive actualmente en la pobreza extrema, según el Banco Mundial. Además, según la misma OMS, unos 2.500 millones, casi un tercio de la población, sufre alguna carencia de las proteínas, aminoácidos y minerales que aportan las carnes procesadas y las rojas. Uno de los aportes fundamentales de esos alimentos, reconoce la OMS en otro informe, es el hierro, cuya carencia “perjudica profundamente la productividad de un país, y a su vez impide el desarrollo cognitivo”.

Un tercio de la población mundial, pues, sufre carencias de esos deliciosos y necesarios manjares de los que en España debemos rechazar solamente los chorizos y las butifarras corruptos.

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