Opinión

No nos queremos nada

Dicen las encuestas que los españoles somos los habitantes del país de la Unión Europea que menos se quiere a sí mismo. El chiste que circula por los mentideros continentales desde hace tiempo es el que dice que si alguien critica a España es que es español porque los que no lo son tienen una percepción mucho más amable y benigna de nosotros que nosotros mismos.

Ese acendrado sentido crítico que nos caracteriza ha marcado también las primeras impresiones derivadas de la caza y muerte del león Cecil, un ejemplar macho de 13 años a quien todos conocían y querían en un parque nacional de Zimbabue y al que los guías profesionales atrajeron con cebos fuera del recinto para que pudiera ser cobrado legalmente. Poco después de conocerse la noticia en todo su dramatismo –el león fue cosido a flechazos, posteriormente rematado a tiros y le cortaron la cabeza como trofeo- comenzó la especulación sobre la nacionalidad del cazador y todos supusimos aquí que era español y por tanto el cabrón asesino que había dado muerte a un icono como Cecil era un repugnante paisano al que había que soltar desnudo en mitad de la selva para que los leones se lo comieran en cumplida venganza. Paradójicamente, no lo era.

Ayer se supo por sus propias declaraciones, que el cazador es un dentista norteamericano fanático de la caza mayor con arco que llevó a cabo su expedición de un modo estrictamente legal y con todos los permisos necesarios. En una nota publicada tras el escándalo mundial que ha significado su safari, el dentista pide perdón por haber matado a un animal tan conocido y tan querido, y culpa del asunto a quienes le vendieron la expedición y le pusieron delante de un león atraído con malas artes fuera de su parque con un cebo para que fuera abatido sin vulnerar las leyes. En realidad, y como escriben los expertos, el doctor Palmer que es como se llama el tío, le tiró a un burro. Un viejo león habituado al trato humano, pacífico y confiado que probablemente pensó que le estaban haciendo fotografías.

Por tanto, el tipo del arco no era español. No nos queremos y nos quieren más fuera de nuestras fronteras. Ahora bien, Zapatero se va a dirigir una OGN internacional y el concepto de cariño que se nos tributa puede cambiar en cuestión de días.

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