Opinión

Un pasito palante Susana, un pasito patrás

Nadie sabe a estas alturas qué es de Pedro Sánchez, y si bien algunos le sitúan en Madrid tras un largo periplo por los Estados Unidos, lo cierto es que ni sus más encendidos defensores conocen a estas horas su paradero como bien confesó ayer mismo Margarita Robles quien, desde los micrófonos de una conocida emisora, reconoció que no había conversado con él desde antes de su viaje al corazón del partido demócrata, cuya opción de victoria dicho sea de paso, se encargó de desbaratar con su sola presencia.

Del que sí se sabe es de Felipe González, que aterrizaba en Sevilla el pasado jueves para protagonizar un foro de opinión en su tierra natal en el que se esperaba una posición de apoyo abierto y solemne en favor de Susana Díaz para reafirmar su liderazgo y despejar toda duda. Y sin embargo, Felipe se mostró en este acto más gallego que Iago Aspas. Prefirió nadar y guardar la ropa apelando a su proverbial desacierto a la hora de apoyar candidatos a los puestos claves de su partido, y se presentó a sí mismo como un desastre en el vaticinio. Según él, aspirante al que apoya, aspirante que pierde la batalla. Se quedó en medio de la escalera y llevó en la boca la amarga copla que siembra la duda.

Sea finalmente respaldada o no por el gran gurú del pensamiento socialdemócrata, Susana Díaz lleva demasiado tiempo jugando a la ambigüedad y está cada vez más cerca de que esa indeterminación patológica que persigue su aventura política acabe por pasarle una costosa factura. La mujer que supuestamente guarda el granero de votos y apoyos mejor alimentado de España para el partido socialista no acaba de tomar una decisión solemne, y cuando parece que se va a alejar se acerca y cuando parece que ha decidido acercarse se aleja. Siembra así un principio de confusión entre militantes y simpatizantes del partido que deben estar ya hasta los pelos de tanto pasito palante y tanto pasito patrás, engordando esta danza a lo Ricky Martin con declaraciones crípticas y mensajes subliminales a pie de calle de carácter enigmático que no todo el mundo entiende.

Hay quien sospecha que Felipe González ya está pensando en un candidato intermedio ahora que Sánchez está durmiente y Susana Díaz perdió las últimas generales y lleva a Chávez y Griñán en la mochila. Pues igual sí, oiga.

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