Opinión

Policías criminales

Los policías estadounidenses suelen ser gloriosos protagonistas de una filmografía prácticamente infinita en la que, en la mayoría de los casos, incorporan personajes honrados, buenos y leales servidores de la ley que ponen en juego sus vidas en la defensa de los más altos valores y la custodia y protección de las gentes honradas. Hay algunas cintas en las que aparecen policías corruptos, pero normalmente pagan sus desmanes y son en su mayor parte castigados.

Sin embargo, en la vida real, esas circunstancias no parecen sintonizar bien con los cada vez más frecuentes casos de violencia policial que comprenden en la mayoría de las ocasiones flagrantes delitos de asesinato. Los episodios se dan a conocer porque nunca falta un testigo que registra esas bestiales situaciones con su teléfono móvil, y por ese motivo nos damos de bruces con escenas que no tendrían cabida en ningún país civilizado.

La ola de violencia de una policía que primero dispara y después pregunta comenzó hace algunos meses cuando un ciudadano murió asfixiado por los agentes que le inmovilizaban pero hace poco acribillaron a un pobre infeliz con trastornos psicológicos que apuntaba a la policía con el mango de una escoba, en otra ocasión la víctima iba armado de un destornillador y aquel que abrió este turno de actuaciones policiales indefendibles era un personaje del montón con nombre ilustre –se llamaba Walter Scott como el famoso novelista escocés- al que paró una patrulla por llevar una luz fundida y que salió corriendo de su automóvil porque temía ser detenido por no pagar una pensión. El oficial le disparó hasta ocho veces y acabó con su vida por la espalda. La tragedia que añade más vergüenza si cabe a estos comportamientos infrahumanos es que todos estos muertos son negros y todos los que pegaron los tiros eran blancos.

En ningún país de la Europa de hoy mismo se dan situaciones tan atroces ni los ciudadanos hemos de agachar la cabeza abochornados por el comportamiento de sus cuerpos policiales que, salvo casos puntuales y absolutamente excepcionales, son modélicos y ejemplares. Estados Unidos, la primera democracia de la tierra según está escrito, no puede decir lo mismo.

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