Opinión

Visita a Nueva York

Isabel Díaz Ayuso es un fenómeno a tenerse en cuenta y no hay que darle más vueltas. Durará lo que tenga que durar

Dicen las crónicas de sociedad que Isabel Díaz Ayuso ha triunfado en su visita a USA. La nueva imagen de la presidenta de la Comunidad de Madrid, estrictamente fiscalizada por su asesor de cámara el periodista Miguel Ángel Rodríguez, ha dado sus frutos y ha otorgado a esta colega suya y mía -a la que las malas lenguas de la rivalidad política reducían todos sus méritos a llevar personalmente el chat del perro de Esperanza Aguirre, un contenido que parece haber sorprendido incluso a sus más acérrimos enemigos, muchos de los cuales con toda seguridad están dentro de su propio partido y la han catapultado a una fama cuya calidad invita por supuesto al debate, pero que a estas alturas de la película, no es lícito ni honrado negar. Vestida con un modelo de Zara que se ha hecho viral y poniendo a parir al Papa, ha puesto una pica en Nueva York aparentemente más festiva y también efectiva que aquella que intentó Sánchez, reducido a una especie de icono sexual que a las estudiantes norteamericanas cautivó pero que no ha sido capaz de cautivar a Joe Biden si es que el nuevo presidente demócrata de los Estados Unidos se conmueve por algo.

Unos compañeros de oficio capitalinos me contaban hace poco que cuando Rodríguez tomó las riendas de la presidenta lo primero que advirtió fue que aquel que no se supiera la lección y fuera trincado en un renuncio se las vería con él incluyendo la propia presidenta.

Se acabaron las respuestas ambiguas, el desconocimiento en la materia que a cada uno le atañe y los mutis por el foro. Había que estudiar como cuando uno hace oposiciones y saberse al dedillo cuántas camas de enfermería tiene la comunidad, cuántos mercados hay en ella, cuántas estaciones de gasolina y cuáles eran las fechas de nacimiento de Luis Daoíz o del héroe de Cascorro. Seguramente este estricto conocimiento de la información necesaria cambió el tercio y acabó con la frivolidad y el ninguneo. Y luego está el aspecto personal. Y en eso, también se le ha notado la mano.

Isabel Díaz Ayuso es un fenómeno a tenerse en cuenta y no hay que darle más vueltas. Durará lo que tenga que durar. Y en cualquier caso, que le quiten lo bailao.

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