Opinión

Vuelta a la normalidad

La festividad del día 15 de agosto, la Asunción de la Virgen en el calendario, suele considerarse a todos los efectos como la fecha que anuncia el declinar del verano. Cierto es que quedan todavía algunos días de buen tiempo y playa, pero los días son más cortos, la temperatura desciende varios grados y las localidades veraniegas suelen despoblarse paulatinamente. Una semana después, en los habituales lugares de costa ya no queda casi nadie.

También el presidente ha vuelto de su retiro en Lanzarote, atezado por el sol y con nuevos bríos para encarar lo que le queda de año, un trimestre intenso y cuajado de incógnitas que, a decir de los expertos, no es lo que se dice moco de pavo. Sánchez ha hecho su entrada solemne en el teatro socio político con los modales que le caracterizan, tomando a los periodistas por diana. Tengo para mí que es una estrategia cada vez menos efectiva pero los asesores del primer ministro forman un colectivo extenso y bien cohesionado de cuyos consejos toma buena nota el huésped de la Moncloa y por tanto, si el equipo que elabora las estrategias de comunicación ha decidido que el reingreso a la actividad debe ir acompañado por un rosario de advertencias y recriminaciones al colectivo plumilla –expresamente elaborado como es bien sabido para sugerir prudencia a los medios de comunicación que no le son favorables- es que eso es lo que toca y la senda que debe seguir para recuperar lo que todas las encuestas menos las que elabora Félix Tezanos le han quitado.

Dicen las lenguas de doble filo –aquellas a las que Sánchez en su regreso de la Mareta les ha enseñado la amarilla- que a pesar de este discurso vibrante, el presidente está madurando no presentarse a las elecciones, y que su vista está desplazándose ya a millas de distancia tejiendo la estrategia que desea le lleve a otras responsabilidades fuera de España. Los últimos trabajos en materia de demoscopia le resultan cada vez menos favorables, y por ejemplo una última encuesta publicada recientemente en prensa le regala resultados catastróficos. Sánchez ha vuelto garantizando la permanencia del equipo ministerial y la resistencia hasta el fondo de la legislatura, pero también es cierto que los vientos no le soplan en la popa y que salvo el CIS el resto le augura un final estrepitoso. Si resuelve no presentarse alguien tendrá que hacerlo en su lugar… y eso no está precisamente fácil porque como todos los ególatras, después de él no queda nadie.

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