Opinión

Carta a Josep María Flotats (Descartes)

Le había prometido, maestro Flotats, que escribiría un artículo sobre usted y su ‘Descartes y Pascal Joven’ en nuestro entrañable diario La Región, y aquí está mi obra y yo, fieles a la palabra.


...Porque en este oficio se conoce a mucha gente, pero sólo algunos nos llegan a lo más profundo de nuestra creatividad y nuestro ser, y usted, querido maestro, ha sido uno de ellos. Por tanto, considere este pequeño fragmento, un regalo por ser como usted es: grande y humilde al mismo tiempo, con esa mezcla de fortaleza y sensibilidad que define siempre a quien se ha construido día a día, venciendo dificultades y tormentas, quien haciendo oídos sordos a la palabra ‘imposible’, ‘complicado’, ‘difícil’, ha considerado que su camino es la belleza, el arte, la poesía de las cosas, la esencia, la brisa, esa ilusión que se convierte en aliento para respirar.


Conocemos bien su talla profesional todos los que nos dedicamos al teatro, al mundo de la interpretación, los que enseñamos a nuestros niños a amar el misterio que se esconde entre bambalinas y el compromiso que se adquiere cuando nuestra imagen proyecta un mensaje. Conocemos bien su maestría, que se hace poema en escena, donde lo clásico, lo universal le hace recobrar sentido a la magia del instante, donde el silencio y la voz -de potencia presentida- hablan a la par, donde el cuerpo y las manos laten al pulso de un gesto que subraya en el aire la palabra ‘prudente’. ¡Pura elegancia, grandeza! Lo sublime.


He descubierto con usted que tan hermoso como contemplar un amanecer o una noche estrellada, es conocer la persona que se ha hecho a sí misma y ha triunfado. También he descubierto que cuando se pone todo el cerebro en lo que se dirige, en realidad se está expandiendo mucho más que la idea, que cuando se arropa con mano caliente se hace algo más que contagiar, calor, y que cuando se ama a corazón abierto todo lo que late en la vida, no sólo se rubrica con firma y sello aquella obra que nos ocupa y confunde nuestra pasión con la vida verdadera.


Josep María Flotats parecía haber llegado de repente ante nosotros, de aquel siglo XVII impregnando el aire de eterno transcurrir y contestaba a nuestras preguntas confundiendo su brillante diálogo con el del sabio Descartes y con la serenidad que los años habían concedido al viejo científico. La fuerza de la razón del humanista se fundía en el fuego apasionado que latía en los ojos del artista. Todo un mar de entusiasmo se mostraba ante nosotros. Además, el amor a lo suyo no impidió al maestro valorar al discípulo, a quien fielmente había estado observando 11 años para un día escogerlo. ¡Enhorabuena, Pascal! Y allí estaba Ourense con sus brazos abiertos. Ella que sabe reconocer como pocas al verdadero artista, al de trance y melodía, al que es vena y canción. Allí estaba ella, humilde y silenciosa pero embebida en ese duende que nos viene de las calientes entrañas de nuestro Miño, ya que, hijos somos de la cultura que rodó alrededor de sí, para descubrir que era en la Burga sagrada donde se hallaba el tesoro, el misterio, el enigma, igual que nos sucede a todos tras darnos cuenta que el mundo comienza dentro de nosotros mismos.


Hemos disfrutado de su saber hacer, de la sencillez: una vela (la luz es siempre la mejor compañía) y un vaso, un ritual, que comparten dos hombres que se respetan y sueñan con un mundo mejor. Su entrevista en la televisión ha fascinado a todos.


Maestro, ha sido un placer y un honor ese instante que se agranda en el tiempo, por eso suenan los aplausos (¡escuche!) armoniosos y contenidos, abundantes, sonoros y conmovedores.


Gracias por habernos dado a todos ‘nuestro alimento espiritual’, gracias por su voz leyéndonos el poema ‘IF’, gracias por su espectáculo (puro pensamiento) y gracias por lo que ha sido esencial: descubrirle a usted, próximo, cercano, delicado... llenos de amor al arte los ojos y las manos predispuestas al calor.



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