Opinión

CATALUÑA, ASUNTO DE EUROPA

Reconozco que las declaraciones de Durán, de UD, efectuadas en el Parlamento en las que advertía de que, si se continuaba con la apatía e inactividad política que parecen presidir la actuación de Rajoy en el asunto catalán, España podría tener la sorpresa de que alguien en Cataluña se decidiera a formular una declaración unilateral de independencia, me sentaron mal. Días atrás escribí precisamente sobre ese particular, puesto que mis informaciones me decían que si se convocaban elecciones anticipadas en Cataluña, algo que no se puede descartar a la vista de la deriva en la que ha entrado la política catalana, el ganador sería ERC, y eso, si Junqueras, su líder, se alzaba con la Presidencia de la Generalitat, se traduciría en ese retorno a la historia pasada con una declaración unilateral de tal porte. Pero no no ello dejó de sonarme mal, muy mal, porque contenía un tufo de amenaza. Todos, o cuando menos muchos, estamos de acuerdo en que algo o mucho de responsabilidad en lo que está sucediendo tiene el propio Estado al que quieren disolver, de mano de sus gobernantes, que se han movido en un eje en el que las ordenadas eran la inactividad y las abscisas las complacencia o utilizaciones sesgadas y personales de los nacionalismos separatistas. Pero con todo y eso, como digo, me sonaron demasiado fuertes esas palabras, aunque al día siguiente, al parecer, el propio Durán tratara de enmendar el error afirmando que no seguiría a Mas en una consulta independentista ilegal... en fin, parece que la clase política catalana también sufre del endémico mal de prescindir de convicciones para sucumbir a conveniencias.


Esa misma tarde en Madrid tenía una nueva cita con el principal impulsor del estudio de Lógica Borrosa -así se llama- acerca de las consecuencias para Cataluña de una supuesta independencia. De momento se trata de pedir opinión a personas de este país -entre las que generosamente me incluye- a las que se considera con capacidad, experiencia, conocimientos y criterio como para responder a unos escenarios posibles para Cataluña, divididos en apartados tales como economía, política, estabilidad social, recursos humanos y logística. Realmente interesante la conversación y el estudio, que estoy seguro aportará, cuando concluya, informaciones que deberían ser decisivas para que la sociedad catalana conociera bien, de primera mano y no por derivas interesadas de políticos, las consecuencias reales del proceso en el que la han introducido. Por ejemplo, preguntas acerca de la evolución del PIB catalán, implican responder a qué pensaba el interlocutor que sucedería con las inversiones de empresas europeas, americanas, asiáticas y españolas en Cataluña en estos momentos. La coincidencia presidió este apartado: los expertos consideran que decaerán de modo notable. Y es evidente: las empresas programan inversiones en planes quinquenales, como mínimo. Nadie va a querer invertir en inmovilizados en un territorio que no se sabe qué sucederá con él en uno o dos años y en el que se aventura empobrecimiento, clima político enrarecido y deterioro del clima social. Y si se deja de invertir -como parece obvio- eso no se recupera de un año para otro porque lo que no se invierta en Cataluña se desplazará a otro territorio. Es decir, el clima económico catalán se deteriora inexorablemente. Y derivadamente el español.


Mi interlocutor me decía que los empresarios, conocedores de esta situación, deberían ser mucho más beligerante y explicar a la ciudadanía lo que piensan que sucederá. Lara, el dueño de Planeta, ha sido muy claro. Le ha seguido el presidente de Freixenet. Pero poco más. Y en privado son muchos los que reconocen la imposibilidad de seguir por este camino, pero no se atreven a decirlo públicamente. Es posible, como me decía mi interlocutor, que los embajadores de ciertos países importantes ya estén advirtiendo a Mas de manera privada. Pero no es suficiente. Es un asunto grave y debería tener una respuesta mas rotunda, mas clara, mas abierta. Pero no se si el miedo a represalias presentes o futuras se encuentra detrás de este silencio que habla por si mismo.


Mi pregunta fue: ¿es Cataluña un problema solo de España o también debería serlo de Europa?. Una declaración unilateral de independencia en el seno de un estado europeo es un asunto muy grave, tanto como superar el marco nacional y situarse de plano en el nivel de Europa. Ya sé que no se encuentra ahí en este momento y que lo único que se atreven a decir es que sería expulsada del euro y ya veríamos si regresaría... El tema es más grave y mas serio. ¿Qué sucedería ante una declaración unilateral de independencia? Pues que se repetiría 1934. Europa no podría consentir algo así, a menos que asumiera proliferación de sucesos en sus propios Estados. Pero, ¿qué haría Europa? ¿Seguir diciendo que eso es un asunto puramente español? ¿Limitarse a hablar solo del euro? Pues demasiado poco me parece. La integridad territorial de un Estado europeo es cuestión de Europa y debería recibir respuesta europea. Y si no la recibe me pregunto, ¿qué es entonces y para que sirve realmente la Union Europea si ni siquiera reacciona ante una secesión en el seno de uno de sus estados miembros?

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