Parece ser que los hombres de negro de Europa nos han visitado otra vez. Confieso que eso de hombres de negro no me gusta un pelo porque tiene un tufo a funeraria excesivo, incluso asumiendo que vienen a ver como se reflota un cadáver ?el sistema financiero? al que los españoles, a costa de mayor déficit y endeudamiento, hemos inyectado la monstruosa cifra de 60.000 millones de euros, según los cálculos oficiales, con la promesa de que los recuperaríamos en su día, aunque ?claro? sin concretar ni el mes, ni el año, ni el lustro, ni el siglo. Esto de las promesas incumplidas provenientes de la clase política se convierte en un mal endémico que, curiosamente, sigue consumiendo impenitente la sociedad española, como se evidencia en cada uno de las consultas electorales en las que el insulto de tertulia al gobernante u opositor de turno se transforma, por un efecto mágico difícilmente concebible en lo racional, en un voto al mismo de siempre, por aquello del mal menor y de, al fin y al cabo, hagan lo que hagan son 'los nuestros', lo que provoca, como alguien dijo con ingenio hace años, que lo difícil es saber quiénes son los nuestros.
Bien pues han venido a decirnos que la cosa parece que está mas o menos sana en términos de eso que llaman 'recursos propios de la banca'. Es decir, que con los 60.000 millones se han cubierto suficientemente los destrozos causados por los abusos del sistema financiero, por la implantación de un capitalismo financiero que convirtió al dinero y a la especulación en la premisa mayor del éxito, dejando a la creación de riqueza un asiento secundario en el teatro de los aplausos por la buen gestión. Y de paso han preguntado algo que a muchos nos resulta chocante: ¿qué les pasea a ustedes señores banqueros con el crédito a las Pymes? Lo preguntan porque no las financian, porque el crédito a esas pequeñas y medianas empresas brilla por su ausencia, digan lo que digan y cuenten lo que cuenten. Y es tan viejo como el mundo que si todo negocio acaba teniendo que ser financiado con recursos propios, entonces lo que sucede es claro como un amanecer africano: sobra la banca y su posición de intermediario entre el ahorro y la inversión. Me decía alguien en mi Twitter (@mariocondeconde) que el banco estaba dispuesto a proporcionarle un aval de 100.000 euros para una actividad empresarial, con la pequeña condición de que ella dejara 100.000 euros en depósito en ese banco. Si tiene el dinero, ¿para qué necesita el aval? La modernidad ?que muchos discuten? les ha concedido a los bancos un cierto poder de crear dinero. Sí, como suena: crear dinero, aunque no todos lo entiendan bien. Pero eso se concibió para financiar a la economía real, no para dedicarse a préstamos especulativos en materia inmobiliaria y a invertir en derivados financieros especulando con los tipos de interés, los indices bursátiles y hasta con del número de viajeros mensuales de los helicópteros de Hong Kong.
¿Por qué no financian? Pues parece que la respuesta del sistema financiero español es doble: porque ustedes, la UE, nos piden muchos recursos propios y tenemos que abordarlos y porque los prestatarios ?léase, las empresas españolas? están demasiado endeudadas, no ofrecen seguridad, carecen de verdaderas expectativas. En fin que son mas malas que Caín después de la pelea con su hermano. Pues estamos ante una pescadilla que lleva mordiéndose la cola desde que la economía de mercado funciona como tal, porque sin crédito no es posible actividad empresarial, sin crédito las empresas pierden, las expectativas empresariales se limitan, y claro, aumenta la morosidad, y entonces los bancos dicen que no prestan porque los empresarios son un verdadero desastre y las familias y las empresas están excesivamente endeudadas.
¿Y saben lo peor? Que algo de razón tienen los banqueros porque en la llamada ?¡qué mal llamada, por Dios!? época de bonanza nos tomamos el crédito casi a broma, viviendo un Jauja crediticio que llevo a pensar que cualquier cosa podía ser financiada porque como los bancos te regalaban el dinero... Sí, y ahora muchas empresas están excesivamente endeudadas. Pero también es cierto que familias y empresas estamos haciendo un esfuerzo mucho mayor que el del sector público. La deuda del sector privado baja y la del sector público aumenta. Y al Estado le prestan. Eso sí, comprometiéndose a recortar sanidad, educación, pensiones, sueldos funcionarios y nada o casi nada los privilegios de clase.
Tenemos que hacer un esfuerzo y la banca a la que le hemos dado 60.000 millones tiene que arriesgar. No alocadamente. No sin criterio. No suicidándose de nuevo. Pero arriesgar, porque se necesita ese soporte crediticio para salir de donde estamos. También necesitamos menos impuestos y cotizaciones sociales, pero no se si eso de momento va a ocurrir. No necesitamos a la troika para preguntar a la banca por qué no prestan. Para eso tenemos un gobierno y es su misión, después de darles tanto dinero, poner orden en este campo Y que no me digan que no puede porque tengo la experiencia de que es mas que posible. Y si no se pudiera, pues entonces para me pregunto por qué hablamos de gobernar
