Opinión

UNICEF

H oy voy a arrimar el ascua a mi sardina, es decir, voy a contar un acto organizado por Unicef Ourense, en donde me siento tan bien, con el fin de recaudar fondos para un programa de supervivencia infantil en Níger. Y ¡cómo no! dentro de esta supervivencia el acceso al agua potable es básico, de ahí que el Festival del Agua fuera dirigido especialmente a paliar la necesidad de agua en el país africano porque unas gotas de H2O pueden salvar alguna sequedad mortal de garganta humana. Si ya de por sí esta razón es rotunda y justifica cualquier cosa que podamos realizar desde nuestra apacible vida ?aunque cada día un poco menos, es verdad- como manantial de ayuda, el hecho de añadir el factor infantil dispara la responsabilidad hasta el deber y la obligación, porque la fortuna hay que compartirla si es que somos humanos y tenemos mínima empatía.


Bueno, pues con motivo de esta causa se organizó este 'Festival del Agua' en el Teatro Principal de Ourense el sábado pasado. Día difícil para una asistencia a reventar el aforo por dos razones principalmente, la del comienzo de vacaciones para muchos ?coño, precisamente los más pudientes-, y segunda razón, más cómica pero no menos cierta, la de jugar a la misma hora del festival todo un Real, y ahí ya sabemos que con la iglesia futbolera hemos topado y la madrileña aún más. No obstante, una entrada muy digna que hizo entrañable el espectáculo. Espectáculo muy variado, por cierto. Comenzando por la Coraliña Cantora de Pobra de Trives, que es un coro de niños que dirige Sandra González con una sonrisa tan dulce como batuta que no extraña que los pequeños cada vez sean más y la sigan con la boca abierta que dejan salir notas musicales. Después apareció en escena Pisando Ovos por no decir Ruth Balvis, que hace danza contemporánea que te deja un tanto ojiplático por no solo el ritmo y su belleza plasticidad sino por su esfuerzo muscular. A continuación el cantautor celestial de Ourense, ¡cachondo!, Yomelo Montosolo, que como bien indica su nombre no necesita de nadie más que de sí mismo para 'ocupar' el escenario y monologar o cantar sus propias canciones, también cachondas. Seguidamente, los 96ers con The Big Nando& la tita Tania y Mon Devane, es rap y arte urbano de la mano, con letras comprometidas rapeadas por buenas voces y curiosos e interesantes movimientos gestuales, al tiempo que imágenes con vocación de murales por inquietud estética. Después, N+1, teatro de dos, Esther Movilla y Ana Álvarez, dos guapísimas que parecen tontas pero ¡ja! sólo durante el cuento que interpretan, así de buenas actrices son. Rut Reza y Sandra Alén con Gimnasio 2000, un clásico de la escena ourensana, rindiendo en la ocasión su propio homenaje a la compañera Paula Destar Jones porque ya no puede estar más con ellas. Y el mago Gusi, del que ya hablamos en otra ocasión y que ya no es la primera vez que apoya a Unicef, haciendo estragos de engaño a nuestros cerebros.


Pues como sardina y compañero de un grupo muy agradable de mujeres que compone la directiva de esta organización mundial en Ourense, Pino, Herme, Marga, que preside y capitanea con su buen ejemplo y laboriosidad Olga Fernández, digo a todos los participantes y asistentes a este Festival, ¡gracias, muchas gracias!, y hasta el año que viene.




Pura fachada


Increíble, pero nada me explicó tan bien la metáfora 'pura fachada', que tanto utilizamos con personas, como la imagen de la ausencia actual de fachada material y arquitectónica del mítico ex Hotel Parque, aquel de tantas tertulias y noches viajadas por Cuba libres sin Castros. Y es que detrás de aquella fachada realmente veo mucha menos superficie que la de mi imaginario, ya que el hueco descubierto con motivo de la próxima construcción del edificio de viviendas que se llevará a cabo ahí así me lo indica (bueno, viviendas me imagino yo, pues con el negocio que tenemos la imaginación no me lleva hacia oficinas y despachos), pura fachada, diría.




En la iglesia


En la iglesia de Santo Domingo asistí a un funeral. Me quedé de pie al fondo y observé la devoción, o falta de ella. Observé también a una mujer que empujó la puerta y que sin llegar a entrar se dio la vuelta y le dijo a otra, que no llegué a ver: 'no hay sitio para sentarse'. Sencillamente, ni pudo ver si lo había pues su campo de visión no era suficiente para ello, por eso me sonó a excusa frente a la otra para desistir del rezo. Fue un acto tan rápido y espontáneo como inconsciente, por eso me digo, ¿por qué nos auto engañamos tanto?

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